miércoles, 26 de diciembre de 2007

Tetas.

Artículo publicado en Vistazo a la prensa en septiembre de 2004

Leía unos días atrás en la edición digital de La Voz de Galicia que desde la Iglesia Parroquial de San Fernando, en Santiago de Compostela, se está impulsando una campaña para prohibir el top less en las piscinas públicas de esa ciudad. El formulario, que puede obtenerse en la citada parroquia, lleva en blanco la casilla del ayuntamiento a la cual vaya destinado, haciendo extensible así la campaña a cualquier municipio. El párroco Manuel Cacheda, manifiesta lo oportuno de la campaña, alegando la necesidad de proteger a los niños ante visiones no deseadas.

Y digo yo… ¿Alguien le ha preguntado a los niños si es para ellos una visión no deseada el pecho de una señora o señorita? Mucho me temo que no. Que a los niños de siete años lo que les parece una visión no deseada es la de su equipo encajando un gol del rival, o la del tocho de ejercicios que el profesor de matemáticas les obliga a resolver para el día siguiente, o la de descubrir que su hermana pequeña les ha tirado por el váter su preciada colección de cromos de La Liga de las Estrellas. Pero que una señora en la piscina cubra o no sus senos, les importa infinitamente menos que el manejo de la nueva pistola con puntero láser de la Nintendo.

Y además de preguntarme si el párroco Cacheda tiene retrasado tres décadas el reloj de su parroquia, me planteo yo unas dudas sobre lo que pudiera suceder en el caso de que la iniciativa prosperase.

¿Qué va a pasar ahora con las estatuas y las pinturas en las que aparezcan señoras mostrando sus senos? ¿Les van a poner un rectangulito negro encima o, por el contrario, van a clasificar como “Sala X” todos los museos que exhiban a señoras con sus pechos al aire? ¿Cómo van a fabricar ahora las muñecas Barbie? ¿Les pondrán un casto sujetador pegado al plástico, o bien las masectomizarán y en el lugar donde debiera haber una tetilla aparecerá un rombo como el de las películas de antaño. ¿Aquellas mujeres que por su constitución gocen (o padezcan, según se mire) de unos pechos enormes, de los que a duras penas pueden ser cubiertos con un bikini, serán obligadas a entrar en las piscinas con un hábito de monja de clausura?

A ver si lo que pasa es que, añorando épocas no muy lejanas en las que seguíamos fielmente los designios de Mr. Bush, nos hemos contagiado del puritanismo que padecen en la otra orilla del Atlántico. ¿O es que no recuerdan ustedes la que montaron con la teta de la Jackson? Permítanme que se lo recuerde, que no tiene desperdicio el tema. Y todo por una teta:

"Cada uno de los órganos glandulosos y salientes que los mamíferos tienen en número par y sirven en las hembras para la secreción de la leche."

Ésa es la definición que nuestro diccionario nos da del vocablo teta, y la visión de una como ésa es la que organizó la de Dios es Cristo en la patria del amigo de Mr. Ansar.

Y no deja de sorprenderme y resultarme alucinante que en el país donde más cine pornográfico se produce -y se consume- se escandalicen sobremanera ante la fugaz visión de la ubre de la señorita Jackson.

Y menos mal que llevaba tapado el pezón. Claro que como que se lo tapó con una estrella, habrá quien opine que es un sacrilegio mezclar pezones y estrellas, que de sobra es sabido que cada una de las estrellas que se hallan bordadas en la bandera americana, representan a uno de sus estados y, aunque reconozco que no quedaría muy serio sustituir las estrellas de la bandera por pezones, -aunque éstos sean el colofón de una teta de bandera- tampoco me parece a mí que haya para tanto y que eso justifique la ola de puritanismo que está invadiéndoles ahora, y que ha hecho que ceremonias como la entrega de los Grammy o los Oscar tuvieran que darse en diferido, no fuera que a alguna moza le diera por mostrar una teta, o quien sabe si en un arranque de diabólica lascivia, el culo, a la audiencia yanqui.

Una señora del sur de los EEUU denunció ante los juzgados norteamericanos a la Señorita Jackson. Alegaba que la visión de aquel seno había provocado en la moral de sus hijos daños irreparables. Pobrecitos ellos, tan chicos y ya son carne de psiquiatra. Y es que hay que ser unos desalmados para dejar que los niños vean pechos femeninos en la tele, cuando hubiesen podido estar viendo (por poner un ejemplo) películas del estilo de Rambo, Terminator, etc... Entretenimientos mucho más didácticos y en los que -faltaría más- no se vislumbra teta alguna.

Y yo me pregunto… ¿Qué puede tener de malo una teta? ¿Acaso no hemos sido todos amamantados por dos -o más en el caso de algún afortunado- de ellas? ¿De veras alguien cree que la teta de la Jackson, o la de cualquier moza que tome el sol en una piscina, puede perjudicar a un niño más que las imágenes de cualquier telediario? Esperemos que esta iniciativa no triunfe o, amigas mías, la próxima quizás sea para que por la calle vayáis todas con un burka como los que los talibán impusieron en Afganistán a sus mujeres. Que hay mucho hombro, mucho escote y mucho muslo escandalizando al prójimo por esas calles que otrora fueran de Dios.

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