lunes, 6 de abril de 2020

Les meves dades són de Google, però... OMG! Ara les vol l'Estat!


Aprofito el debat que estem tenint aquests dies a la facultat,  per fer una nova entrada al blog...  Ara veig que és la pimera en català!. P'a que luego digan... 


A mis queridos reincidentes que no entiendan catalán, y tengan interés en leerlo, pueden copiar el texto i pegarlo en este enlace, y el señor Gogle os lo traducirá al momento y de una forma bastante decente.

Al lío! / Som-hi!


Em sembla molt interessant el debat sobre ponderació de drets, i sobre què pot limitar i què no un decret d’alarma,  però m’agradaria fer una reflexió en el sentit de què poc curosos som –amb honroses  excepcions, evidentment- amb la nostra privacitat en general en el nostre dia a dia,  i de quina manera ens passem a l’integrisme de la privadesa quan és l’administració qui planteja captar dades  –quantitatives, aquesta dada és important-   ni que sigui, com ho és en aquesta ocasió, davant una situació excepcionalíssima,  com mai l’hem viscut la majoria de nosaltres.
Qualsevol que tingui Whatsapp ha de tenir,  sí o sí,  un compte Gmail. Així, Google sap on som en cada moment, què comprem, on ho comprem, què ens agrada i què no, qui tenim a l’agenda telefònica, quanta estona passem parlant amb cadascú d’ells...

Google coneix, per exemple,  qui freqüenta  prostíbuls i quan es gasta cada cop que hi va, qui compra Viagra, pornografia,  joguines sexuals...  L’assistent de Google (o Alexa si som d’Amazon) escolta permanentment les nostres converses, fins i tot les més íntimes; els televisors Samsung (i probablement els altres també)  no només ens escolten sinó que també ens  “miren” i ens veu quan som davant la tele;  l’ Iphone pot, fins i tot, monitoritzar la nostra activitat sexual;  instal·lem infinitat d’app que ens sol·liciten mil permisos...  Algú es demana perquè l’app del Tetris  necessita accés a la càmera fotogràfica, a la ubicació , al telèfon i a l’agenda?

Pengem fotos dels nostres fills menors a Facebook, de les nostres vacances, de qualsevol cosa que fem, de què mengem...   Tot i saber que Facebook –doncs tu mateix signes el consentiment si vols tenir-hi un compte-  fa negoci amb les teves  dades i els nostres likes, i  ningú no ho qüestiona,   bé per  inconsciència, o bé perquè pensem que ni el senyor Google, ni el senyor Samsung, ni el senyor Facebook, ni cap dels seus empleats, ni cap dels clients als qui vengui les nostres dades  en farà un mal ús d’elles.   


Ara, si és l’estat, en un cas d’emergència com aquest, entrem en paranoia i ens imaginem que estat, administracions (incloent-hi l’Agencia de Protecció de Dades) es conxorxaran, no per  fer front a una  pandèmia que ja ens ha costat a hores d'ara 12.562 morts,  sinó perquè segur que l'Estat vol  saber on  sóc,  on vaig i amb qui, què compro, què menjo... 





sábado, 25 de enero de 2020

Correos y el paquete que no estaba a su disposición, si no a la de su madre.

Ésta es la surrealista historia de un paquete por el que pagamos 4.95 € de gastos de envío y que, pese a estar en casa cuando lo trajo el cartero, nos ha costado tres viajes a la oficina de @Correos.

El paquete lo compra online mi hija que, por estar recién operada, está viviendo estos días en casa. Lo paga ella y, por tanto, ella es la titular del paquete, pero como está viviendo en casa pide que se lo traigan a esta dirección.

El miércoles, al medio día, aparece un cartero. Lo veo por la ventana. Llama al timbre. Como esto es una casa y sabemos que ese cartero suele tener prisa, ya no bajo a la puerta a abrir, sino que salgo desde la ventana para avisar de que bajo a abrir.

Ya es tarde, el tipo se ha metido en el coche y arranca. Chillo como un poseso, a ver si me oye, despierto la atención de un vecino que está en la calle, se queda con la copla e intenta avisar al cartero.

Decididamente el cartero tiene prisa, porque esquiva al vecino y sale de la calle dejando una polvareda de gravilla y desilusión. Se va, eso sí, acompañado por los improperios del vecino al que casi le arruga los zapatos y le plancha el traje.

No es la primera vez. Aquí vienen varios carteros: una chavala que va con un scooter que es un encanto, un hombre de mediana edad que viene en coche y que más de lo mismo, y otro chavalote, que sospecho aquejado de colitis ulcerosa, o cualquier otra patología psicosomática que le causa estrés, prisa e impaciencia, porque va siempre a escape.

En otra ocasión ocurrió lo mismo con una guitarra, por la que pagué un dineral en concepto de gastos de envío y que pese al pastizal me tocó ir a recogerla a @correos. La suerte es que aquella guitarra sí venía a mi nombre y no tuve que pasar por los descalabros que esta vez nos aguardaban.

Total, que se fue el cartero sin dejar el paquete. Y sin dejar papelito en el buzón. Y me viene a la memoria otro cartero que dejaba directamente el papelito en el buzón cada vez que pedía un libro a @iberlibro. Aquél, ni siquiera llamaba al timbre. Directamente te dejaba el aviso de recogida en oficinas. Decía que "sí hombre voy a cargar yo con tanto paquete". ¡Sólo traía los avisos, no los libros!  Uno pagando gastos de envío pero yendo a buscar los libros a @Correos. A aquél debieron de echarlo, porque hace tiempo que no se le ve el pelo.

Recapitulando, se pira el cartero con el paquete y sin dejar aviso en el buzón. Llamada a @Correos para preguntar y me dicen que "a veces pasa, no dejan papel." Pregunto si volverán a pasar y me dicen que sin número de envío no pueden saberlo. Como espero más paquetes, no puedo saber cuál es el paquete fugado, así no hay forma humana de saber si a ese paquete van a volver a traerlo o no...



Miércoles por la tarde. Mi hija recibe en su móvil el mensaje que veis ahí arriba y que transcribo literalmente. No, literalmente no, porque añado los acentos que ellos no han puesto, y me pregunto... ¿Por qué no pone acentos @Correos? “Su envío -aquí el número de seguimiento- está a su disposición en la oficina de PL. D ESPANYA,1MANRESA. Nótese que literalmente reza "a su disposición" ante lo que cualquier buen entendedor entiende que puede ir a recogerlo sin más trámite. Craso error. No es cierto.

Primer intento. En la oficina no se cabe. Varios de los puestos están vacíos pese a que la cola es inmensa. Alguien comenta que es mala hora, la merienda y demás... Nada que decir. Los humanos necesitamos comer. También merendar. Volveremos mañana a primera hora, que siendo sábado seguro que no hay nadie...

Allí que vamos, con mi hija, recién operada de la espalda, porque claro, el paquete es suyo, y en el mensaje que le han puesto al móvil dicen que está a SU disposición.

Para ser sábado no está mal... A tope de gente, aunque en honor a la verdad están todos los puestos con su funcionario trabajando y el ritmo es bueno. En menos de media hora estaremos fuera. Nos toca. Mostramos el mensaje del móvil y le decimos al funcionario que es lo único que tenemos.

Nos cuenta que a veces dejan papel, a veces que no, que depende. Que unas veces pasan de nuevo, que otras no, que depende. Cuando le pregunta a mi hija cómo se llama, ella, que es educada responde y le dice “¡Ah no! No te doy el paquete porque no va a tu nombre”.

Resulta que el paquete va a nombre de su madre. No sabemos aún por qué. Le hacemos notar que en el mensaje de móvil dice que está a "su disposición" no a la de su madre. Y que si necesita aportar alguna documentación, bien hubiese estado que avisaran en el mensaje. No es su problema.

Le relatamos toda la historia, no es su problema. Necesitamos un papel del destinatario firmado autorizando a la persona receptora, fotocopia del DNI y DNI de quien lo recoge.

Apelamos a su humanidad, una joven, recién operada, que camina con dificultad, que pese haber pagado 4.95 € por el envío, está allí para recogerlo porque tiene un mensaje en SU móvil diciendo que está a SU disposición.... No a la de su madre. Respuesta: No es su problema.

Se le dice que disponemos en el móvil la factura de ESE paquete, número de seguimiento incluido a nombre de mi hija. Respuesta: No es su problema.

Vuelta para casa, redactamos un papel, DNI de la madre, del padre, del espíritu santo por si acaso... ¿Sabes qué? No me fío un pelo. Además de la fotocopia llevemos el original, también el libro de familia, la escritura de la casa, pasaporte de los tres, permiso de conducir.

Esta vez mejor bajar en moto, porque a la hora que es, seguro que no hay aparcamiento, y en la puerta hay un reservado de motos la mar de majo... Un Ford Fiesta estacionado en el reservado de motos... No cabe ni una moto más ... Dejo la moto en zona azul, pero saco tique, que con el día que llevo sólo me falta una multa.

El “su turno” con el número 85... Na, un ratillo. Me toca el mismo funcionario. Hace como que no se acuerda de mí. Le suelto autorización, DNI de la Madre, del Padre del hijo, bueno… de la hija, de la que llevo el móvil, con el mensaje de Correos donde venía el número de pedido. Uno es perro viejo y ha anotado el número de pedido también en la autorización, veo que el funcionario lo busca y lo comprueba. Cara (mía) de satisfacción porque esa vez sí llevo todo lo necesario, incluso más, que traigo, además, el resguardo de la declaración de la renta, partida de nacimiento de los tres, una fe de vida, certificado de empadronamiento y el carné de la Peña Blaugrana.

¡Victoria! Me ha costado lo mío pero ya tengo el paquete. Y ahora le pregunto a @correos… ¿Por qué no avisáis de los requisitos necesarios para recoger paquetes en los mensajes de móvil como hacéis en los impresos? ¿Me vais a devolver los 4'95 € gastos de envío? ¿Y el tique de la zona azul? 

Otra cosa, señor @Correos… Tengo previsto ir en breve a buscar la etiqueta ambiental de la moto. El cartero con prisa la debió perder, porque me llegó la del coche pero no la de la moto. ¿Qué necesito para que me la deis?