miércoles, 25 de febrero de 2009

Halcón Viajes: 2 x 1=3

Artículo publicado en Vistazo a la Prensa en febrero de 2009
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Desde siempre un servidor ha usado, cada vez que la ocasión ha necesitado de cálculos matemáticos, la típica muletilla de “es que yo soy de letras”, porque, ciertamente, le cuesta Dios y ayuda tomarse el trabajo de realizar mentalmente operaciones matemáticas por sencillas que éstas sean. Quizás por eso siempre ha desconfiado de las típicas ofertas dos por uno. Entre otras cosas, porque dos por uno es dos y, en tal tesitura, ya me contarán ustedes dónde está la oferta. En todo caso, y supongo que precisamente por el hecho de ser uno de letras, los cálculos sobre los que algunas empresas publicitan sus ofertas de dos por uno, le dejan a un servidor tan descolocado, que, sinceramente, duda que el motivo de tal descoloque sea, exclusivamente, la clara animadversión que para con los números tiene este columnista.

Un servidor, haciéndole caso a su señora madre, que siempre insiste en que quien les escribe paga cantidades excesivas por sus viajes debido a su cabezonería de no fiarse de las ofertas dos por uno -“nene, que a ti te timan en tus viajes, que sale por la tele que te puedes ir a Punta Cana, en oferta 2X1, por 600 euros la pareja”- y decide, esta vez sí, prestar atención a una oferta en esta modalidad publicitada por Halcón Viajes, en la que reza, tal cual: Oferta Combinado Nueva Cork Cancún: Dos personas desde 1.054 euros, y, no sin cierta reticencia, pues recuerda que en un reciente viaje a la Gran Manzana pagó casi cinco veces más, agarra el teléfono y marca el 902 correspondiente, imaginando que quizás la depreciación del dólar, la crisis, o, ambas cosas, hagan posible ese tipo de ofertas.

- Buenas, llamo por lo de la oferta 2x1 Nueva York - Cancún. ¿A ese precio qué le falta?
- Le faltan tasas de aeropuerto y carburante, y, he de decirle que la oferta está limitada a viajes contratados a partir de hoy, hasta el próximo viernes, y para fechas de salida entre el 1 y el 15 de junio.
- Perfecto. ¿De cuántos días consta el paquete?
- El mínimo son siete noches, cuatro en NY y tres en Cancún, pero puede añadirse tantas noches extra como desee en cualquiera de los dos destinos.
- Perfecto, pues dime cuánto suben las tasas que faltan, a qué precio sale la noche extra y, además, quisiera ver si puedo combinármelo de manera que esté aquí el día doce de junio. Me da igual ir antes o después de ese día, pero el día doce tengo algo importante que no puedo cambiar, y necesitaría saber si hay salidas desde Barcelona o sólo hay salidas desde Madrid, pues en tal caso hemos de tener en cuenta que el doce, a primera hora, he de estar en Barcelona, con lo cual no me serviría llegar el día doce a Madrid.
- Respecto a las salidas, sí tenemos salidas desde Barcelona, es vuelo directo y no hay problema; respecto a los días, tampoco, y, respecto a las tasas, en estos momentos no le puedo mirar precios porque tenemos problemas con las líneas, pero en cuanto sepa algo le llamo. No debe haber problemas con las plazas porque acaba de salir la oferta. Hoy es sábado, probablemente mañana, al ser domingo, no nos arreglen el problema con las líneas con lo cual dudo que podamos hacer reservas, pero en cualquier caso le llamo el lunes a primera hora y sabiendo ya todos los detalles.
- Estupendo, pues ya me puedes reservar dos plazas para cualquier día a partir del día doce o con vuelta antes del día doce, y, cuando sepas el precio, formalizamos la reserva y te abono la paga y señal que necesites.

Y así cuelga uno el teléfono, ya viéndose paseando por Central Park, saludando efusivamente a aquel vendedor de Hot Dog de la esquina de la Sexta Avenida con la calle 45 con el que hizo tan buenas migas y con el que mantuvo largas conversaciones sobre soccer –que así llaman al fútbol en aquellas tierras-, o navegando en el Ferry de Saten Island rozando la Estatua de la Libertad, o comiendo burritos y bebiendo Corona –que así llaman allí a la Coronita- en aquel mejicano – aunque regentado por un soriano- junto al puente de Brooklyn, para acabar días después, panza arriba a la sombra de una palmera, disfrutando de un combinado y del suave clima de la Rivera Maya.

- ¿Y te han dicho qué hotel? A ver si nos van a meter en el Pennsylvania, como a aquellos pobres de Alicante. Acuérdate que nos contaron que no paraban de entrar y salir pilinguis con sus respectivos clientes todo el santo día y que no había quién pegara un ojo en toda la puñetera noche.
- Que no sé nada aún, mujer. Pero ya les diré que nos pongan en un hotel que no sea el Pennsylvania.
- Ni el Milford tampoco, que aquella pareja de Madrid se dieron de bruces con un tiroteo en el pasillo. Virgen Santa qué pánico, y que día sí y día también entraba la policía para sacar algún delincuente.
- Vaaaale, les diré que el Milford tampoco. ¿Algo más?
- Hombre, pues si te dejan elegir, pide el Roosvelt de nuevo, que, a excepción de los cuatro dólares que te soplaron por el café aguado del primer día, nos trataron de fábula.
- No era café aguado, ése era gratis. Los cuatro dólares fueron por el expreso, pero sólo el primer día. Desde que me vieron con la gorra del Barça, aquel camarero argentino que decía haber sido vecino de Messi me hacía precio de amigo y me cobraba sólo un dólar.
- ¿Y de Cancún qué te han dicho?
- Que es un pedazo de resort en régimen de todo incluido, con pulserita y demás.
- ¿Y se podrán contratar excursiones? A mí me haría ilusión visitar la zona arqueológica de Tulum.
- Pues supongo que sí.
-Fíjate qué suerte hemos tenido, Miguel. Qué baratito que nos va a salir. En agosto podemos irnos, además, unos días a la playa con todo lo que nos ahorramos ahora.
- Espérate, mujer. No vendas la piel del oso antes de cazarlo, que está muy mal la cosa cinegética, pregúntale si no a Bermejo, y que aún nos saldrán con que ese precio no incluye el avión, como le pasó a mi compañero cuando quiso ir a Etiopía con otra oferta de esta gente.

De todas maneras, siguiendo la máxima de la ley del embudo que reza “tú haz lo que yo diga, no lo que yo haga”, un servidor sí empieza a vender la piel del oso y pasa a remover cielo y tierra para poder colocarse quince días de vacaciones en junio, e inicia la ronda de cambios de agenda, ajustes de citas, adelanto y atraso de reuniones…

El lunes, a primera hora, recibe la llamada esperada, cuando ya tenía este que les escribe diseñado un planning nuevo para el mes de junio y su agenda llena de flechitas, borrones y tachaduras.

- Señor Martínez, le llamo de Halcón Viajes.
- Sí, dime. ¿Cómo tenemos el tema?
- Siento decirle que ya no quedan plazas.
- ¿Cómo puede ser? Empieza la oferta el sábado, te llamo el sábado, el domingo dices que no puedes mirar nada porque no funcionan las líneas, y el lunes por la mañana, a las nueve y cinco, ya no queda ni una plaza?
- Pues no. Ni una.
- Está bien, pero si ahora me dices que puedes ofrecerme un viaje similar pero algo más caro, igual pienso mal, ¿eh?
- Yo, este… -dubitativa la chavala, si tenía intención de ofrecerme algo, no se atrevió- Bueno no sé, quizás saquen plazas más adelante.
- Bueno, si así fuera y quieres llamarme...
- Sí, sí, descuide. Gracias por confiar en nosotros, señor Martínez.
- Bueno… la verdad es que ya no confío en exceso, lo siento.
- Me hago cargo, señor Martínez, a ver si tenemos suerte y ofertan más plazas. Que tenga un buen día.
- Igualmente, Elísabet - que así se llamaba (y debe llamarse aún) aquel encanto de niña, simpatiquísima y muy agradable- que lo cortés no quita lo valiente.

Teléfono de nuevo, informando a la familia que se chafó el plan.

- Oye, que lo del viaje va a ser que no, que ya no hay plazas.
- Vaya, Miguel… Ya me había hecho a la idea, y ya había hablado con una compañera del trabajo para que me sustituyera unos días a cambio de trabajarle no sé cuantos sábados.
- ¿Qué me vas a contar a mí? Que tengo la agenda que parece un cuadro expresionista.
- Pues nada, otra vez será.

Media hora después, suena de nuevo el teléfono.

- ¿Señor Martínez? Soy Elísabet, de Halcón Viajes.
-Hola, ¿qué tal?
- Bueno, que parece que han sacado más plazas.
- ¡Perfecto! -alegría por la ilusión recuperada- ¿Y en las fechas que te comenté?
- Sí, sí. Tiene una salida el día tres y regreso el día once.
- Me comentaste el sábado que podía añadir noches antes de la fecha de salida.
- Para esas fechas no quedan vuelos, lo siento. ¿Se lo miro para añadirlas a partir del día 11?
- No, imposible. El 12 he de estar aquí por narices. Aunque si hubiese plazas para salir después del doce…
- A ver… (se la oye teclear) Pues lo siento, pero tampoco.
- Bueno, mira… Da igual. ¿Cuánto sale el viaje en total, con las tasas y demás?
- A ver… ¿Hoteles clase A o clase B?
- Los A son mejores, supongo.
- Efectivamente.
- Pues clase A, no vaya a ser que me coloquen en el Mildford o en el Pennsylvania y me cueste el divorcio. Si fuera posible, nos gustaría el Roosevelt, que está en la Avenida Madison con la calle 45.
- Eso no se lo puedo mirar ahora, señor Martínez. En todo caso, cuando tengamos los billetes podemos intentarlo.
- Uy… mira que si me toca el Mildford o el Pennsylvania mi mujer se vuelve a España y me deja allí tirado como una colilla.
- Ya le digo que no podemos elegir ahora los hoteles.
- Bueno, mira… Sea lo que Dios quiera. ¿Cuánto me cuesta el viaje?
- Pues con tasas, carburante y demás… sobre unos tres mil ciento cincuenta euros.
- ¿Cómo? ¿Pero el precio base no era mil cincuenta?
- Si, ya… pero ese precio no incluye tasas ni hoteles.
- Pues eso no es lo que publicitáis. Además tú me hablaste de hoteles en régimen de sólo alojamiento en Nueva York y de todo incluido en Cancún.
- Ahora mismo desconozco qué pone exactamente en la publicidad, pero a mí me salen estas cifras. Además, ahora veo que en esas fechas no hay salida desde Barcelona. A esa cantidad debe usted sumarle otros noventa euros por persona, correspondientes a los vuelos Barcelona – Madrid – Barcelona.
- O sea, que vuestra oferta de dos por uno, con precio base de mil cincuenta euros, se transforma en tres mil trescientos del ala. Perdona, pero no sé ver la oferta.
- Bueno, las tasas, el carburante, los hoteles…
- Bien, está bien. Creo que no me interesa, muchas gracias.

Así, uno se agarra de nuevo el catálogo de Halcón Viajes y comprueba cómo haciendo el viaje a su medida, eligiendo hoteles, eligiendo días, traslados desde Barcelona y añadiéndole las puñeteras tasas, le sale casi más barato contratándolo por individuales que acogiéndose a la famosa oferta de dos por uno, y sin riesgo de que te coloquen en el Milford o el Pennsylvania.

En honor a la verdad sí es cierto que, tras el desengaño -y provisto de una potente lupa- consigo deducir que, en el caso del combinado N.Y-Cancún, de la lectura de letra menuda bien pudiera llegar a interpretarse que el paquete básico incluye avión, traslados, guías y saltos internos, por mucho que en el enunciado general describa hoteles y régimen. ¿Pero a quién se le ocurre que un viaje organizado no incluya el hotel? A Halcón Viajes, desde luego. Porque tal y como luego resulta ser, lo que debieran anunciar son vuelos, no viajes.

Con todo ello queda demostrado que eso de que las matemáticas son una ciencia exacta es una milonga, que los señores de Halcón Viajes consiguen que dos por uno sea igual a tres. O, al menos, ésas son las cuentas que le salen a uno que es de letras.

En este preciso instante, justo cuando acabo de repasar este artículo para enviarlo a la redacción de Vistazo a la Prensa, me acaba de entrar un correo electrónico de otro conocido mayorista que publicita vuelos a Nueva York desde 143 euros y, la verdad, casi mejor ni me entretengo en llamar. No sea que todavía me toque volver nadando.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Mentiras arriesgadas, o el título del Doctor Wyoming

Artículo publicado en Vistazo a la Prensa, en febrero de 2009
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Para que una mentira se propague como si fuese verdad, sólo hacen falta dos cosas. Uno, llamémosle “A”, que la suelte, y otro, llamémosle “B”, que se la crea. Cuando “B” la suelte de nuevo, ejercerá a su vez de “A” y otros “B” se convertirán en nuevos “A” que convencerán a nuevos “B” y, en lo que canta un gallo, media España asegura haber visto el perro, la mermelada, a Ricky Martin con cara de circunstancias y a la Gemio, sulfurada, dando paso a la publicidad. Si no saben de qué les hablo, tecleen “mermelada + Ricky Martin” en Google y descubrirán una de las leyendas urbanas más surrealistas y más morbosas de los últimos tiempos, que necesitó incluso de desmentidos oficiales de alguna cadena de televisión, que, sin comerlo y ni tan siquiera lamerlo, se vieron envueltos en una polémica a causa de algo que no sucedió.

Cuando una mentira se transmite en directo desde una emisora de radio ocurren dos cosas. La primera es que se propaga de inmediato y la segunda que, una de dos, o el periodista que la transmite es un inepto porque no comprueba la veracidad de lo que cuenta, o que a sabiendas mete una trola, con lo cual se convierte en un embustero y en un manipulador.

En todo caso, el radiopredicador de la COPE ejerció o bien de inepto, o bien de embustero y manipulador, o bien de las tres cosas juntas el pasado jueves cuando intentaba criticar al Gran Wyoming, quien estos días, a costa de las ganas que le tienen algunos periodistas de cierta tendencia y los puyazos que pretenden asestarle, está experimentando un considerable aumento de audiencia en su programa televisivo de La Sexta, y, lo que es mejor, está dejando retratada la incompetencia y/o la manipulación alevosa que llevan a cabo ciertos periodistas una y otra vez. Y es que para meterle caña a Wyoming y no perecer en el intento hay que ser grande y el radiopredicador es, sólo hay que verlo (o escucharlo), bastante cortito, como mínimo de talla.

Después de que Wyomming les colara el golazo por la escuadra a Horcajo y a Intereconomía, máxime cuando Gallardón apareciera en El Intermedio felicitando a Monzón por su gol, el radiopredicador, en su línea habitual, empezó a dar estopa a Monzón, llegando un momento en el que abiertamente se preguntaba si habría finalizado o no la carrera de Medicina, a lo que el tertuliano habitual de la COPE, el eurodiputado del PP Luis Herrero, ejerciendo de “A”, afirmó que no llegó a terminarla, instante en el que el radiopredicador, ejerciendo de “B”, congratulado con la noticia, siguió refriéndose a Wyoming como “estudiante”, “médico fallido”, “aprendiz”, “fallido doctor Monzón”, recomendándole al de La Sexta que acabe la carrera de una vez.

Así, en la edición de ese mismo día de El Intermedio, y tras emitir el corte de audio en el que Federico Jiménez (un servidor obvia el segundo apellido por considerarlo antitético con su propietario) afirmaba que Wyoming no era médico tal y como presumía, aparece Wyoming y dándole suspense al momento, y respondiendo a la pregunta de su compañera de plató sobre si era o no médico, descolgándose Wyoming con el siguiente discurso:

“Luís Herrero es un insigne periodista y un prestigioso eurodiputado. Yo creo que se puede confiar más en él que en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense”, hecho lo cual muestra a cámara su título de Licenciado en Medicina y Cirugía expedido por la Universidad Complutense y firmado por el mismísimo suegro de Doña Letizia, demostrando, una vez más, la manera de hacer periodismo de ese señor bajito y faltón de la COPE.

Que Monzón sea o no médico, es del todo intranscendente. Sólo pone de manifiesto el rigor periodístico del que se provee el radiopredicador cuando se trata de meterle caña al adversario. Así ocurre luego lo que ocurre: que miles de “B” reciben noticias falsas y creen en ellas a pies juntillas porque aparecen en medios importantes. Así el ácido bórico fue un explosivo, ETA estuvo detrás del 11-M e Irak estaba repletito de armas de destrucción masiva, porque lo dijo el radiopredicador, o porque lo afirmaba el del picardías rojo, o porque estaba convencido de ello el señor del bigote que no dejó embarazada a la ministra francesa.

Cuando Wyoming miente, le castiga la Asociación de la Prensa (recuerden el vídeo de la falsa bronca y la reacción de dicha asociación) pero cuando miente la COPE les castiga Dios, aunque luego Rouco les perdone.

Sin duda, el anterior párrafo es lo mejor de todo el artículo. Muy a mi pesar he de confesarles que no es mío. También es de Wyoming. Del Gran, Gran Wyoming. Que sigan, que sigan los bajitos dándole caña. Lo que nos vamos a reír.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Actualidad movidita

Artículo publicado en "Vistazo a la Prensa" en febrero de 2009
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Desde luego que de la misma manera que está mal repartido el mundo, están mal repartidas las noticias, que hay semanas en las que uno no sabe de qué escribir mientras que en otras, como la presente, lo verdaderamente complicado es elegir un tema con el que darles a mis queridos reincidentes mi habitual tabarra semanal.

Me apetecía hablarles de Botín. Quién lo ha visto y quién lo ve, ahora -respondiendo a la premura con la que el gobierno acucia a los bancos a aflojar la mosca- va y larga que no se sueltan la melena dando créditos porque éstos hay que darlos con responsabilidad. ¡Olé sus narices! Y fue uno de sus empleados el que hace unos añitos, a la hora de solicitar la hipoteca un servidor, insistía en colocarme una hipoteca con “cinco millones más, y así te compras, además de la casa, un BMW y lo devuelves todo junto a interés hipotecario, que yo te lo arreglo con el tasador”. Parece ser que Botín olvida que no sólo en EEUU se han hartado de vender subprimes, y que si los bancos hubiesen sido la mitad de responsables de lo que ahora presumen ser, otro gallo nos cantaría. Por suerte nunca me han gustado excesivamente los BMW por aquello de la tracción trasera, pero manda trillos que se acuerde ahora don Botín de la responsabilidad.

Pasa uno página en el periódico y se encuentra con que ya son 37 imputados por corrupción, y a la Cospedal poniendo el grito en el cielo porque, según ella, huele a maniobra en la que Gobierno, jueces, policías y ministerio fiscal se han conjurado para perjudicar al PP. Cospedal, hija… pero si en este país tres no se ponen de acuerdo ni para tomar un café (yo cortado corto de café con la leche caliente, yo descafeinado de sobre, yo sólo, corto y con sacarina) a ver cómo narices se pone de acuerdo tanta gente sólo para amargaros al PP la vida. ¿No será que cuando el río suena agua lleva? Además, últimamente el PP no necesita a nadie que le amargue nada. Lo hacen estupendamente ellos solitos. Y encima se espían mientras se amargan. Si James Bond –el de verdad, no el moñas de ahora- levantara la cabeza…

La culpa la tienen los que se empeñaron en enseñar la Educación para la Ciudadanía en Inglés; luego así les pasa que todas las empresas pringadas se inscriben en el registro con nombres en el idioma de Lord Byron: Orange Market, Special Events, Down Town Consulting, Easy Concept. Todas ellas empresas españolas, pero con nombres fashion, que trincar en inglés debe dar como más clase.

Tengo aquí al lado, una reproducción de un documento de la Comunidad de Madrid, en el que se lista la facturación a la empresa Down Town SL y, curiosamente, un mismo acto, pagado de la misma partida presupuestaria, se desglosa en 15 facturas distintas, dos de ellas por la cantidad de 12.000 euros clavaos, otras por 11.999, otras por 11.998, otras por 11.954. Facturas de los mismos días, con conceptos similares que, curiosamente, ninguna de ella sobrepasa los 12.000 euros. ¿Casualidad? ¿Amañaron esas cifras el juez y el ministro en su cacería? Ahora les copio tal cual, porque viene que ni al pelo, parte de un artículo que dediqué a Zaplana y a sus millonarias adquisiciones de turrón: “si la factura hubiese superado el montante los 12.000 euros, la tramitación hubiese tenido que llevarse a cabo, conforme a la ley, mediante consulta a varias empresas o incluso mediante concurso público con mayores controles y trámites, y no a dedo y expeliendo la operación un tufillo a fraude de ley, a causa del fraccionamiento indebido del objeto del contrato, que tira de espaldas.” Dios los cría y ellos se juntan.

Lo mismo que otras dos ceremonias encargadas por el Ayuntamiento de Las Rozas, divididas en diez facturas diferentes. De eso también tendrán la culpa los fiscales como dice Arenas, de eso, y de ciertas facturas no justificadas ante la Cámara de Cuentas de Andalucía de otra empresa con nombre nada castizo, RialGreen, que, curiosamente, trabajó también para el PP andaluz en la campaña de 2004 y que, mira por dónde, está también relacionada con Special Events. Dios los cría again .

Alguien debiera recordarles a Cospedal y a Arenas, más que nada para que no se sorprendan tanto y se ahorren tanto sulfuro, aquellas declaraciones que le cazaron a Zaplana diciendo lo de: “Yo estoy en política para ganar pasta”. La lástima es que, visto lo visto, no es el único. La suerte es que los bancos son tan responsables a la hora de conceder créditos que ahora sólo están dispuestos a dárselos a quien no los necesite. A Zaplana, por ejemplo. Así la crisis tiene los días contados.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Gol de Wyoming

Artículo publicado en Vistazo a la Prensa en febrero de 2009
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Será química o será lo que sea, pero lo cierto es que algunas personas nos caen bien de entrada, a primera vista, y he de confesarles que José Miguel Monzón, más conocido como Gran Wyoming, desde la primera vez que lo vi aparecer en televisión -corría el año 1981 y quien les escribe era aún un adolescente- me enganchó su ágil verbo y su desparpajo no exento de ácida ironía. Tanto es así, que un servidor se estrenó como articulista, hace varios lustros, dedicando una columna a este personaje. No puedo ocultarles mi desasosiego al comprobar que no tengo forma de recuperar entero aquel artículo –marditos roeores, que diga ordenadores- no consiguiendo más que rescatar un archivo con un borrador con el inicio de la columna y que reza tal que así: “Probablemente si les digo que quiero hablarles de un médico llamado J.Miguel Monzón, más de cuatro pensarán que el artículo de este aprendiz de columnista novato, a buen seguro versará sobre la severa epidemia de gripe que nos ha pillado a todos en paños menores. Siento decepcionarles, pero esa misma puñetera gripe tiene a un servidor con el intelecto colapsado y compungido, y se va a ver en la necesidad de hablarles de algo mucho más trivial, como lo es un programa televisivo, pero con un brillante presentador”.

Miles de días y varios cientos de artículos después, un servidor sigue admirando el sentido del humor del polifacético Gran Wyoming, y confiesa –a mucha honra- que su programa de televisión, El Intermedio, es uno de los pocos que la escasa paciencia que conserva quien les escribe cuando llega a casa, le permite ver sin estresarse. Por eso, disfrutó como un enano –el enanito en paro de los de Blancanieves para ser exactos, aquel que cobraba el subsidio de desempleo y se quedaba en casa con la Blanca mientras los otros seis iban silbando a trabajar- el pasado lunes, cuando Wyoming condenó a Horcajo, de Intereconomía, al más espantoso de los ridículos.

Si usted es de los que considera que la gente de Más se Perdió en Cuba , el programa de Horcajo, son unos santos y que el Gran Wyoming es un impresentable a sueldo de la tele regalada y que no tiene maldita la gracia, le garantizo que no va a disfrutar con lo que aquí se escriba, con lo cual quizás le resulte saludable tildar desde ya de rojo, progre y sectario a un servidor en vez de hacerlo al final de la columna, ahorrándose un tiempo que poco beneficio intelectual y lúdico le va a reportar, dejando de leer opiniones totalmente divergentes de la suya, que es justamente lo que hace un servidor con según qué columnistas esos días en los que anda algo justillo de caridad y de ataraxia.

Les cuento la historia Wyoming vs Horcajo por si les hubiese pasado inadvertida. Grosso modo, en Intereconomía, cadena conservadora, sale un señor rechoncho apellidado Horcajo y que se encuentra permanentemente cabreado con el mundo en general, y con Wyoming en particular; entre otras cosas, porque éste suele referirse a la cadena Intereconomía como ultracatólica, cosa que el tal Horcajo considera un insulto, por lo que replica llamando payaso a Wyoming y puta a Beatriz Montañez, compañera de Wyoming en El Intermedio. En realidad, siendo rigurosos, afirma que su profesión parece tener a ver, más que con el periodismo, con el oficio más antiguo del mundo y demás… En honor a la verdad sí es cierto que no la llama puta con las cuatro letras, sino que emplea unas cuantas más, por mucho que ahora trate el tal Horcajo de decir digo en vez de Diego por medio de malabarismos de palabras y frases.

Y así levaban Horcajo y Wyoming una temporada a la greña, pasando imágenes del programa del contrario en el propio y regalándose el uno al otro comentarios poco amables. Siendo totalmente subjetivo les puedo jurar que soeces por parte de Horcajo e ingeniosos por parte de Wyoming.

Por lo visto, el sábado aparece Horcajo con un vídeo que afirma haber obtenido en exclusiva mundial y que va a demostrar quién es el verdadero Wyoming, y lo emite. En el vídeo -de escasísima calidad, como si se tratase de una grabación tomada desde un móvil- aparece Wyoming en el plató de El Intermedio soltándole un broncazo de agárrate y no te menees a una becaria, a la que a todas luces humilla, veja y denigra. Finalizado el vídeo, varios tertulianos se dedican a poner a parir a Wyoming. Llamándolo de todo menos guapo a él y a los que ellos denominan “progresía” entre los que creo que debiera incluirme a tenor de las cariñosas descripciones de los tertulianos, y, por supuesto, a Zapatero, que a esas horas probablemente anduviese tan tranquilo en pantuflas por su casa.

A todas éstas, un servidor no se había enterado aún de nada, que entre sus numerosas extravagancias todavía no se encuentra el masoquismo y no sintoniza según que cadenas, hasta que le llegó un correo electrónico de un amiguete donde le adjuntaba el vídeo colgado en Youtube y que un servidor vio dos veces consecutivas. Les reproduzco la llamada telefónica posterior.

- Nene, que soy Miguel. Ese vídeo es un montaje.
- Anda, anda… va a ser un montaje… Seguro que el tío es así de borde.
- Hazme caso, que es La Sexta y es un montaje fijo.
- Tú defiendes al Wyoming siempre, hasta cuando hacía el rollo aquél infumable en la primera.
- Que es La Sexta. La colaron con la abuela de la lotería, con la plataforma de apoyo a Julián Muñoz, y esto es más de lo mismo. Wyoming es un tío sanote y no lo veo en el papel de patrón déspota.
- Mira que a las estrellas se les sube la fama a la cabeza.
- Si tan convencido estás… ¿Va una cena? Quien gane elige sitio.
- Hecho. Vete ahorrando, Miguel, que creo que me apetece marisco fresco.
- Tú no hace falta que ahorres, vamos a ir a un argentino baratito pero con un asado de muerte y un tinto de 14 grados.

Y así se pasa uno parte de la tarde del lunes, analizando el tratamiento que en la prensa y en los foros de Internet se da al vídeo, y, al ver cómo tratan la noticia el diario Público y La Sexta ya se imagina cenando un pedazo de tira asada y poniéndose morado de alfajores a costa de mi cándido amigo.

-SMS de un servidor: Nene, que vas a perder, que lo sepas. Prepárate a pagar. (Un servidor siempre pone puntos, comas, acentos y mayúsculas en sus SMS).
-SMS de su amiguete: ya vrems. Trae psta gnsa k cenarms langsta. (Mi amiguete, por no poner, no pone ni la mitad de vocales)

Total, que llega la noche y, si les soy sincero, cuando Wyoming empieza con lo de que quiere pedir disculpas, maldigo mi habilidad como analista y como futurólogo, hasta que, de repente, empiezan a sacar cartelitos y aparece la presunta becaria -en realidad una redactora del programa- con un cartel donde se lee “Os la hemos colado”. ¡Gooooool de Wyoming!

Según cuentan luego en El Intermedio, tras ser llamada meretriz la Montañez por parte de Horcajo, idean colarles el vídeo, remitiéndoselo de forma anónima al sitio web de Intereconomía, con la convicción de que quienes dan lecciones de periodismo veraz y riguroso a la competencia, no se molestarán siquiera en contrastar la veracidad del vídeo. Como así fue. Tantas ganas le tenían al cebo, que no se detuvieron a comprobar que tras éste no hubiese un anzuelo. Y vaya si lo había.

- SMS a mi amiguete: El sábado a las 21.30 en el argentino. Aunque si sigues prefiriendo langosta…
- SMS de mi amiguete: bt a tmr x sako.
- SMS a mi amiguete: Cuida tu ortografía, socio, que ya tenemos una edad.
- SMS de mi amiguete: ¡So capullo! ¿Mejor?
- SMS a mi amiguete: Muchísimo mejor, gracias. Hasta el sábado.

Créanme mis queridos reincidentes si les digo que este columnista celebró la constatación del engaño casi como celebra los regios goles de Messi, que sólo le faltó hacer el avión corriendo por el comedor y comerse a besos –a falta de escudo del Barça que llevarse a la boca como hace el genio argentino tras conseguir sus golazos- la etiqueta del pijama. Los buenos habían ganado a los malos. O, mejor dicho, mis buenos –que no tienen por qué ser los suyos- vencieron a mis malos.

Servidor de ustedes, que no tiene sintonizadas según qué emisoras en su tele como medida de higiene mental, se tomó el trabajo de rebuscar en el dial a ver dónde aparecía Intereconomía, con el fin de ver cómo habían encajado el golazo.

Como era de esperar, arremeten contra Wyoming por cometer la vil bajeza y el atrevimiento de engañarlos y se les ve muy cabreados, de lo cual me alegro enormemente, y elimino nuevamente de la sintonía de mi TDT a los Dávila, Horcajo y compañía. Hasta luego Lucas.

He de reconocer a mis queridos reincidentes que sí me ha sorprendido esta mañana el comunicado de la Asociación de la Prensa de Madrid, acusando de desprestigiar el periodismo a La Sexta por la treta, obviando que el programa de Wyoming es un programa humorístico, y preguntándome por qué no reprendieron a Horcajo cuando llamó puta a una compañera periodista, o por qué no dicen ni mu cada vez que el radiopredicador insulta con grueso calibre a unos y a otros, o por qué sistemáticamente miran para otro lado cada vez que un periodista denigra la profesión, cosa que sucede a diario en los cientos de horas de telebasura y de periodismo de bragueta que inundan impunemente las parrillas de todas las cadenas.

Wyoming, amigo, que si ya me caías bien antes, no veas ahora que me has hecho ganar un asado argentino. ¡Menudo golazo! ¡La que está liando Zapatero!