viernes, 9 de noviembre de 2012

Overdrive de low cost II. Review Joyo Vintage Overdrive


Acometemos una nueva review de un pedal de los considerados “low cost”. Como continuación de la serie que iniciara con el  Behringer TO-800, considerado clon del Ibanez Ts 08 Tubescreamer, nos ocupa hoy el Joyo Vintage Overdrive,  pedal al que se le atribuye ser clon del  TS 9 Tubescreamer, overdrive por antonomasia y vinculado al mundo del Rock and Roll de estos últimos treinta años.



         Ibanez TS9 Tubescreamer

Como cada vez que se trata el tema del  low cost, vamos a encontrar a partes iguales detractores y defensores. Nos ocurre lo mismo con las guitarras, incluso con los billetes de avión.  El low cost tiene su público, como lo tiene la primera clase. El quid de la cuestión reside en descubrir hasta qué punto el low cost  nos permite sustituir, o al menos suplir,  la premiere class. Doctos hay en la Iglesia, con doctas y sabias opiniones, pero en el caso de este pedal, no son pocos  los que afirman que la astilla es, al menos, tan buena como el palo. Otros más atrevidos,como el guitarrista macedonio Jovan Milosevski,  van más allá y se atreven a afirmar que este Joyo sin duda supera al  actual TS 9 de Ibanez.

Ruego a mis queridos reincidentes en esto de las reviews, que cuando en ésta lean “Joyo Vintage Overdrive”, entiendan que también me refiero al  “Harley Benton Vintage Overdrive”.  Es el mismo pedal, que tiene una u otra marca dependiendo de  si lo comercializa directamente Joyo, o bien si lo hace a través de esa tienda on line alemana que todos conocemos. Algunas unidades Harley Benton -como la que hemos utilizado para esta prueba- han venido desde Alemania con la hoja de instrucciones de un Joyo.


Por si alguien tenía alguna duda sobre si eran el mismo producto.

¿Papá,  qué es un Tubescreamer?

Si tuviésemos que contarle a un profano qué es un Tubescreamer quizás no nos resultase fácil. Si nuestro interlocutor no entendiese de música,  podríamos decirle que es como el azúcar de una tarta,  la sal de un guiso, el hielo en el güisqui. Algo intrínseco en la receta sin lo cual puede existir el producto, aunque sin alma. Eso sería la música sin el Tubescreamer.  Si estamos más prosaicos y poco imaginativos o, simplemente, no nos apetece complicarnos la vida, siempre podemos tirar de Wikipedia.
"El Ibanez Tube Screamer es un pedal de saturación (overdrive) producido por Ibanez. Su nombre tiene origen en el sonido que produce, muy parecido al de un amplificador de válvulas utilizado a alto volumen. El sonido de este pedal se distingue de la mayoría por comprimir la onda de sonido con muy poca pérdida de la señal original (creando un sonido generalmente asociado a ciertos tipos de blues). Este pedal puede utilizarse con un amplificador de transistores para imitar el sonido típico de los viejos amplificadores de válvulas, aunque muchos guitarristas prefieren utilizarlo en un amplificador a válvulas para llevar las válvulas de preamplificación a un estado de saturación. El sonido clásico de un Tube Screamer acentúa las frecuencias medias (entre bajos y agudos) mediante un circuito. Muchos guitarristas prefieren este tipo de ecualización ya que ayuda a evitar que su sonido se pierda en la mezcla de la banda."  (Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Ibanez_Tube_Screamer)
Aunque también podemos describir el Tubescreamer de forma más sencilla: empleando algunos nombres propios: Santana, Steve Ray Vaughan, Joe Bonamassa…  Eso es un Tubescreamer.

Entrando en materia

Hasta ahora, para situarnos,  hemos hablado del palo. Le llega la hora a su astilla, a la oveja Dolly hecha pedal, al clónico, al Joyo Vintage Overdrive.  Un servidor, en su afán de ahorrarse los ciento y pico euros que cuestan los Tubescreamer pata negra, ha tenido siempre interés en probar  diversas  alternativas más económicas al Ibanez Tubescreamer. También es cierto que con lo que me he gastado en clones ya casi tendría el auténtico, pero … ¿y lo que nos hemos divertido por el camino?  Como ya sabéis,  para este mismo portal hemos catado el Behringer TO 800  y el Boss SD1 Super Overdrive y, sinceramente, las diferencias entre todos ellos son poco relevantes para uso  en directo, y del todo irrelevantes para uso doméstico. Así, que si convenimos en que alguno de ellos pudiera competir con el genuino, todos ellos debieran poder hacerlo.  ¿Es esa afirmación cierta? Pues como diría un gallego, depende:  algunas veces sí y algunas veces no.  Si dejamos al margen al  Boss, del que diríamos que tiene entidad propia por aquello de la solera de su marca, y al que más que clon se le debiera considerar como el intento de Boss/Roland de crear su propio Tubescreamer allá por los ochenta , las  marcas digamos “blancas”, Harley Benton, Behringer o Joyo hacen una apuesta similar por su clónico, si bien de la comparación entre éstas, el Joyo/Harley sale mejor parado merced a su construcción, no tanto a su sonido. Luego abundaremos en el tema.
El Joyo es un Overdrive al uso. Es True by pas, funciona a 9v, bien con una pila o bien con adaptador de corriente DC a 9v. Pesa 290 gramos y está construido en aluminio.
Todo el mundo coincide en afirmar que el secreto de este Joyo es su chip, el JRC 4588, el mismo integrado que montaban los TS9 en sus orígenes,  y con el que este Joyo consigue un tono que algunos describen como “muy similar” al mítico TS9 y otros como “relamente clavado”.  En palabras de Milosevski, el Ibanez TS9 que fabrican en la actualidad no consigue  asemejarse a aquellos primeros Tubescreamer de los ochenta tanto como lo hace este Joyo. Poco más se puede decir.

Presentando al Joyo



Igual que el genuino, el Joyo dispone de tres potenciómetros.  Los típicos de “drive”, “tone” y  “volume”.

Drive: Al mínimo apenas afecta al sonido de la guitarra, lo que permite su utilización como booster neutro. Alrededor de las 9 nos da ese color cálido que se torna en rugoso a las 12, próximo al crunch a las 3 y roza la distorsión ruda a las 5, especialmente en su uso con humbuckers. No afecta demasiado al volumen de la guitarra, cosa poco frecuente en pedales de aumento de ganancia. Con buen criterio, la gente de Joyo ha considerado que para eso está el botón de volumen.
Tone:  A la izquierda nos elimina frecuencias agudas y nos las va dando, muy poco a poco, a medida que giramos el potenciómetro a la derecha.  Para igualar el tono que tenemos sin el pedal hemos de irnos casi hasta las dos. A las cinco nos da un extra de agudos sin que se dispare en exceso el ruido.
Volume: Este pedal nos puede llegar a proporcionar un extra de volumen considerable. Para mantener el volumen de la guitarra no debemos pasarlo de las 11. De ahí en adelante nos aumentará el volumen bastante y lo hará de una forma progresiva. Eso lo hace muy efectivo como booster neutro, o como booster con extra de ganancia para solos,  si lo acompañamos del  “drive” necesario.
Como todo overdrive, este Joyo lo podemos utilizar en tres registros diferentes.
1) Overdrive clásico: En el canal limpio de nuestro amplificador, nos va a dar ese tono cremoso de las válvulas calentitas cuando están rompiendo.  Ese sonido áspero y  rasposo que tanto nos gusta.
2) Empujando el canal saturado: Vitaminas para las válvulas. Añadirle el Joyo al canal saturado del ampli nos proporciona tonos que podemos usar en todos los palos del rock y llevarlos incluso hasta el Heavy o Metal civilizado. Ahí también le podemos sacar sonidos para solear al estilo de Santana o incluso Bonamassa.  Con el canal saturado, el  drive a las  12, una pizca de reverb  y un puntito de delay obtenemos un tonillo delicioso, de ese que enamoraba a las mozas en las verbenas cuando un servidor tenía melena.
3) Booster: Vitamina para los solos. Con el drive abajo del todo y con el volumen arriba, nos aumenta el volumen sin apenas colorearnos el sonido, lo que lo hace ideal para meter un solo cuando no queramos alterar la textura del tono pero sí que se nos escuche más alto.  Saturar un poquito más lo ya saturado,  aumentando a la vez el volumen es otro de los buenos usos que se le puede dar a este pedal. Particularmente, a mí me gusta añadirle un plus de gain a los solos. Alarga más la nota, añade sustain extra y facilita enormemente técnicas como el tapping o el  sweep picking, pues el alargamiento de la nota y el aumento del sustain nos permite prescindir de algunas pulsaciones de púa sin que se note en exceso.  Este overdrive se lleva muy bien con otros overdrives e incluso con distorsionadores. Jugando con los controles de uno y otro nos permitirá conseguir sonidos muy logrados.

Conclusiones

Frente  a sus competidores el Joyo se muestra valiente y no se amedrenta. Al Behringer le saca diferencias en construcción y robustez. A su vez, tiene algo más de volumen y es algo menos ruidoso.  Al Boss le gana en limpieza.  Es algo menos rugoso que el SD1, aunque eso es precisamente lo que gusta del  Boss a mucha gente, que es un  Tubescreamer cañero.
Si en la review del  Behringer TO 800 conveníamos en que era un pedal que cumplía bien para uso doméstico pero que se amorraba ante las multitudes de un concierto, entrándole miedo escénico y tornándose ruidoso a altos volúmenes,  este  Joyo  viene de  China curado de espantos y le da igual dónde lo metas.  Es como las buenas Les Paul, que no importa  dónde las enchufes, que suenan bien siempre.  Tanto a volumen doméstico como en concierto el Joyo se comporta bien.  Evidentemente con todos los potes hasta el fondo mete algo de ruido, pero menos que muchos pedales de marcas consagradas. Además, si debes trabajar con el drive a fondo  quizás no necesites un overdrive, si no una buena distorsión.  Si nos esforzamos en buscarle un pero, este overdrive peca de lo que a casi todos,  que aplana algo la señal y nos quita graves, nada que no se pueda compensar desde el amplificador o desde otros pedales con control independiente sobre los graves.
El Joyo respeta muchísimo el tono de la guitarra incluso con el drive casi a fondo. No nos costará identificar si lo que suena es una single coil o una humbucker.
Es sorprendentemente poco ruidoso. Si os fijáis en el primer vídeo que os adjunto, al comparar el  Joyo con el  Tubescreamer virtual que incluye el Amplitube, comprobaréis como el  Joyo es mucho más silencioso que su “primo” virtual.
En definitiva. ¿Es comparable este Joyo al  Tubescreamer?  Insisto en la respuesta: Depende.  Muchos dirán que sí y otros muchos dirán que no.  Lo que sí es cierto, y quizás sea un detalle a tener en cuenta, es que todos hemos escuchado a compañeros guitarristas criticar a los clones en general y a éste en particular, mientras que casi nadie se atreve a criticar un Ibanez Tubescreamer más allá de su precio.
Toda review es subjetiva, así que ahora os dejo un dato, que pocas cosas son  más objetivas que los datos:
Precio del Ibanez TS 9: 136 Euros.
Precio del  Joyo/Harley Benton: 29 Euros.
A partir de ahí los doctos y no tan doctos decidirán,  y probablemente acertarán en la compra. Elijan uno o elijan otro.


Lo mejor:

-          Relación calidad precio.
-          Construcción sólida y robusta.
-          True by pass.
-          Poco ruidoso.
-          Calidez del sonido.
-          Neutralidad. Respeta muchísimo el sonido de la guitarra.
-          Luminosidad del led. Se ve bien a plena luz del día. Ideal para matinales rockeras en exteriores.

Lo peor
-          Aplana un poco la señal
-          Poca disponibilidad en tiendas físicas.
-
-

Y hemos dejado ahí arriba un par de espacios  en blanco,  por si los detractores de este tipo de pedales  quieren agregar algo en el epígrafe "lo peor".  A un servidor, después de más de un año dándole berza al Joyo, no se le ocurre nada más que añadir.  Bueno, sí…  durante la prueba se desprendió el capuchón metálico del interruptor tal y como se ve en la foto. No está mal para toda la tralla que ha llevado desde que lo compré. En cualquier caso, ojalá todas las averías fueran cono ésta, que se soluciona con una gotita de cianocrilato.


Nos vemos próximamente en la review del  Joyo Ultimate Drive.

Vídeos y pruebas de sonido.

Aquí algunos unos vídeos.  Fijaos en el detalle del vídeo en el que lo comparamos con el “clon digital” del tubescreamer del Amplitube. Clavadito del todo.









jueves, 27 de septiembre de 2012

Review Hamer Mónaco XT Archtop Flametop.




                       




¿De dónde salen estas Hamer? 

Los que en los años 80 estuvieran ya fuera del cascarón saben que Hamer es una empresa americana de guitarras que fue fundada a mediados de los setenta por Paul Hamer y que empezó a fabricar auténticos guitarrones desde sus inicios. En los ochenta producían, principalmente, guitarras del tipo explorer y  fliyings, pero el denominador común de todas ellas eran su calidad, siendo consideradas guitarras de boutique por su cuidado montaje y sus esmerados acabados. Pronto se dedicaron a fabricar guitarras de corte más clásico aunque poco ortodoxas.  Recordaréis los que peinéis canas la espectacular “pala” de la serie DMZ de las Kramer de la época. Viendo la foto que a continuación os colgamos entenderéis el porqué del entrecomillado de “pala”.  ¡No era más que la terminación de un mástil de aluminio!






En 2009 Hamer crea la línea de productos XT,  encargada de producir  en Asia  series más económicas, pero  intentando mantener la imagen y semejanza de sus guitarras y bajos made in USA.  Así,  esta  Mónaco XT sería la hermana asiática de la Mónaco Super Pro americana, con la que comparte de forma casi literal todas sus especificaciones salvo en clavijeros y pastillas.  Evidentemente la calidad de los materiales no puede ser la misma, ni siquiera similar, más que nada porque la Mónaco americana cuesta diez veces más que su prima asiática.

La asiática  La americana


































Made in Indonesia                                                                 Made in USA


Ficha Técnica


Cuerpo: Caoba con tapa de arce flameado
Mástil: Encolado de Caoba, tipo "Thin-U"
Diapasón: Palorosa
Trastes: 22
Puente: Hamer Tune-O-Matic   (Tone Pros Tom en la Super Pro USA)
Binding: Amarfilado por el mastil y el cuerpo.
Inlays: Nacarados  Victory - V
Clavijero: Cromado, Hamer Die-Cast. (Schaller en la Elite USA)
Escala: 24 3/4"
Radio 14 ½
Pastillas: 2 Humbucker Hamer Duncan Designed.101 (Seymour Duncan Custom en la Super Pro USA)
Electrónica: Selector de palo de tres posiciones, 2 volumenes y un tono.
Cuerdas: Hamer  0.10 / 46
Acabado: Cherry Sunburst.  (Amber Burst, Aztec Gold, Jazzburst , ó  59 Burst en la Super Pro)










Vista trasera

 

¿Para qué una Hammer?

Digamos que esta Hamer podría aliviar algo  el  GAS  a todos los que quisieran  tener en su arsenal una guitarra tipo “Les Paul” y que no quieren -o no pueden- soltar el fajo de billetes que la gente de Gibson pide a cambio de sus Paulas.

A los que anhelen una guitarra “de marca”  siempre les hará más el peso una Hamer,  una Kramer  o una Charvel  que una Epiphone o una Cort,  por aquello de que las marcas americanas parece que “visten más” que las asiáticas,  consideradas –injustamente, a mi juicio-   segundonas,  por mucho que  la calidad de unas y otras sea  muy similar, máxime cuando los rangos de precios sean similares.  De hecho, muy probablemente las Mónaco XT y las Cort CR   salgan de las misma factoría de  Cort  (el mayor fabricante asiático de guitarras, no lo olvidemos)  en  Indonesia. Una lleva una marca americana en la pala  y la otra una asiática, aunque ambas las fabrique el mismo tipo de ojos rasgados.

Sus competidoras

Esta guitarra entra en competencia con  las gamas medias de la  gente de Fernandes, con su Ravell; las Desolation de Charvel;  las  ART de Ibanez; las Assault de Kramer,  las  Loves Rock  chinas de Tokai;   así como las ya citadas  Les Paul de Epiphone y Cort CR, o incluso podría llegar a competir con las series más económicas de Gibson, como algunas Studio, o las Tribute  económicas de última generación, guitarras que,  aunque suenen a Gibson Les Paul por los cuatro costados y se les suponga calidad de construcción con los estándares de los  Estados Unidos, sus acabados están muchas veces  por debajo de los ofrecidos por estas  parientes asiáticas.

                        

Fernandes Ravell                   Charvel Desolation                                              Kramer Assault




Ibanez ART
Ibanez ART
Cuando me atrevo a decir que  esta Hamer  podría competir con una Gibson,  quiero referirme a que no es descabellado que alguien elija esta Mónaco antes que una Gibson económica,  porque cuesta más o menos la mitad, y  los acabados de esta Hamer son francamente superiores a los de las Gibson de serie “B”.   Para que os hagáis una idea, mi amigo Toni Castilla (siempre presente en todas mis reviews porque el tío es como una enciclopedia de guitarras andante y le doy la vara horas y horas con mis dudas y mis neuras)  me escribió un correo cuando recibió su  flamante Gibson Les Paul Tribute 50 Gold Top en el que redactaba, textualmente:  “he visto latas de atún con mejores acabados que esta Gibson”.  Eso sí… Es una Gibson Les Paul con todas las letras.


En resumen que habrá quien se diga “prefiero pagar trescientos euros más y tengo toda una Gibson” y llevará razón, y habrá el que opine que  “me ahorro trescientos pavos,  tengo una Paula con mejores acabados que la Gibson Tribute  y un sonido muy  parecido” y no tendrá menos razón que el anterior.  También habrá quien defienda que si quieres sonar realmente a Les Paul, no te queda más remedio que pasar por caja y soltar los dos mil y pico de una  Gibson Standard o, como mínimo, los mil y muchos eurazos de una Traditional.  Quizá tampoco le falte razón.  Sabe Dios…

Metidos en materia,  probando alguna de las competidoras que os cito,  y si dejamos al margen las Gibson,  probablemente esta Hamer sea, en cuanto a sonido,  lo más parecido a una Les Paul,  en la línea de las gamas más nobles de las  Epiphone,  las Loves Rock  o  las  Cort… situándose todas ellas  –me refiero exclusivamente a las que montan pastillas pasivas, las otras juegan en otra liga, con las LTD y compañía-  muy cerca las unas de las otras con excepción de la  Ibanez ART, que es más Ibanez que Les Paul y sacrifica la oscuridad  “lespaulera”  a cambio de esa contundente brillantez, rozando a veces la estridencia,  que tanto gusta a los fans de  Ibanez.

La Mónaco se diferencia de sus competidoras más fieles al concepto  Les Paul  (Epi, Tokai, Cort) en que monta un mástil mucho más delgado y más rápido. Hasta que te acostumbras te notas raro,  como  si te montaras en una moto y te pusieran un cinturón de seguridad. Algo no te cuadra: una  Paula de mástil estrecho.


Lo mejor.


  • Acabados.  La mires por donde la mires, tiene aspecto de guitarrón.  Excelente la tapa de arce arqueada, excelente el binding, excelentes los inlays, excelente el logo de la pala que cambia de color al moverlo. La XT crea la ilusión de estar ante una guitarra de gama alta. Viene correctamente ajustada, quintada, trastes limados con esmero, acción baja (que puedes convertir en bajísima en pocos minutos y sin que trastee), presentada en perfecto estado de revista, limpísima  y preciosa de la muerte.

  • Precio.  Imagino que para no perder terreno con la competencia, la política de precios de la gente de Hamer se ha vuelto de lo más agresiva.  Esta guitarra costaba hace un par de años doscientos euros más de lo que cuesta ahora.  Y eso, en esta gama de precios, es muchísimo dinero.  Existe un modelo aún más barato (el que no es archtop-flametop, es decir, el que  no lleva tapa de arce) que incluso en la versión que incorpora un Floyd Rose licenciado es más barata que la Archtop.  En Hamer tiran la casa por la ventana, pero es que las gamas similares  Charvel, Kramer y compañía tenían el factor precio a su favor.  Ahora aún lo tienen,  pero menos.


  • Sonido. Sonidazo. En las tres posiciones.  Probablemente pueda mejorarse la electrónica  y  con unas pastillas  de más alto nivel  esta guitarra rinda más, pero lo cierto es que las  Duncan Designed  101 (la versión asiática de las Seymour Duncan ‘59 Covered) cumplen estupendamente.  El sonido de la posición intermedia es realmente delicioso en limpio,  la pastilla del puente da caña a poco que se la vitamine  y la del mástil  funciona a las mil maravillas en limpios para rollos  jazzy  y todavía mejor  con un  screamer suavito en registros blueseros.  Saturada con ganas,  la Hamer tiene mucho genio y no se queda corta en ningún registro cañero.

  • Tacto: Suavita. Su tiro corto la hace comodísima.  Con 0.10  los bending salen solos. Con 0.9, como te descuides te sales del  mástil por arriba. Es tan blandita que la hacen ideal para pasarse horas y horas practicando sin que acabes con las uñas despegadas y las yemas como el culo de un mandril.



Lo peor.


  • La Funda.  Contrasta con los excelentes acabados de la guitarra.  Sinceramente creo que hubiesen quedado mejor  dándote la guitarra en su caja y sin funda que con esa birria de gig-bag al que no sé cómo han tenido narices de serigrafiarle la marca "Hamer", y además en rojo, para que se vea a la legua.  En la porquería de bolsillo que lleva, con que sólo le metas una correa de lona de las mas finitas,  te cuesta Dios y ayuda cerrar la cremallera.  Han hecho la funda tan justa que  no han previsto ni el grosor  mínimo de la correa. Ya no os cuento si queréis llevar los jacks, o algún juego de cuerdas.

  • El cable.  Lo mismo que la funda.  Si no te ponen cable, pues no pasa nada,  pero si te ponen una birria de cable como el que regalan, te cabreas, y con razón.  Otra birria. Dentro de la caja venía un jack canijo, como de juguete. Debe medir a duras penas un metro, y es enchufarlo y es como si metieras a un chino friendo huevos con muchísimo aceite dentro de tu ampli.  Frsssssssssssssssst.   Srrrrrrrrrrrtttttt. Cuando te mueves, se te aparece un ejército  de hormigas de patas metálicas bailando claqué sobre la reverb y sobre las válvulas. Además, como es tan corto, no sirve ni para amarrar lechugas.  Si  vas a un bolo de esos con muchos conjuntos y le tienes manía a alguien de otra banda, mételo conectando dos de sus  pedales sin que se note mucho.  El pobre se volverá loco dándole leña al Noise Gate. Ésa va a ser la única utilidad que puedas darle.

  • La cejuela.  Es el único pero que le he podido poner a la guitarra después de examinarla a fondo, pero es algo que creo se trata de un accidente puntual que afecta sólo a este ejemplar.  Al tipo que  la ajustaba se le debió escapar la lima o lo que sea que utilizara para ajustar los surcos y  le metió un rascón en un lateral.  Con una lima de uñas creo que lo he disimulado algo. En todo caso, esta guitarra con una cejuela de hueso tiene que mejorar.  El día que me dé el punto la llevo al luthier a que le pongan una de hueso y Santas Pascuas.

Pruebas de sonido.

Os paso este pequeño vídeo, sin pretensiones,  que ya incluí en el hilo de la presentación en sociedad de mi Hamer, en el que se aprecia bastante bien el sonido de esta guitarra.

Está enchufada a un V-Amp II  y de ahí al "Line in" del PC.

En el tramo en limpio utilizo la simulación del Marsall JCM 800 con el gain al 1 y graves, medios, agudos y volumen a las 12, y en cuanto a efectos sólo una puntita de delay

En el tramo medio saturado (minuto 1.15) utilizo la misma configuración más un Joyo Vintage Overdrive, antes del V-Amp, con el pote del drive a las 9, el de volumen a las  9 1/2 y el de tono a las 2.

En tramo distorsionado (1.59) utilizo el simulador del Mesa Rectified, el Gain a las 9 y manteniendo el overdrive y los potes del V-amp igual que antes.



Y aquí un vídeo de Internet con uno que sabe tocar de verdad




Y a los que habéis llegado a leer hasta aquí, felicitaros por vuestro aguante y por vuestra paciencia.  Espero que os haya entretenido. Nos veremos en próximas reviews.





martes, 17 de julio de 2012

Fender Day 2012 en Tube Sound de Bacelona. Crónica de un Fenderadicto.

El pasado jueves, después de esperarlo durante más de un año, por fin pude asistir a un Fender Day.  Os digo lo de esperar más de un año porque teniendo prevista mi asistencia al Fender Day de 2011 con mi amigo Toni (otro enfermo guitarrero y Fenderadicto como yo), un asunto laboral de última hora me fastidió los planes.  Aquella celebración se llevó a cabo el año pasado en Alfasoni Barcelona,  con presencia incluida de Raimundo Amador.  Así que, mientras a mi amigo Toni y su chaval Víctor  les ponían a punto sus  respectivas Strat  y charlaban con Raimundo, un servidor de ustedes tuvo que quedarse currando.  Imagínense la envidia al día siguiente,  al ver las fotos de mis amigos con Raimundo. Podéis haceros una idea de cómo se me caía la baba al escuchar cómo me relataban sus experiencias junto a Raimundo en medio de tanta Fender.

Raimundo Amador el año pasado en Alfasoni, en el Fender day 2011 (foto Toni Castilla) 

 

 

Total, que aquel día me juré a mí mismo que el Fender Day de 2012 no me lo perdería aunque tuviese que asesinar. Así que cuando empecé a ver en el Facebook de Tube Sound (tienda de guitarras en la calle Badía de Barcelona)  que este año ellos acogerían el evento el día 12 de julio, desde el mismo momento en que lo supe,  hice trizas esa página de mi agenda y me reservé el día.   El plan era salir del trabajo disparado y quedar a comer en casa de mi amigo Toni, así, de paso, me dejaría catar su nueva Gibson Les Paul.  Y nos pasó lo que nos pasa a los guitarristas cuando tenemos una buena guitarra en las manos, que si ahora probamos la Gibson en el Marshall, que si ahora el Blackstar, que si el reverb mejor por el loop, que si subimos gain…  total, que se nos va el santo al cielo y…  “¡Ostras! ¡Que son las tantas y no llegamos!"  El señor William Parry Murphy hace de las suyas, como siempre que va uno con la hora en el culo, y aquella tarde en Barcelona el tráfico está que da asco.  Por suerte vamos los dos en moto -con las guitarras colgadas cual chorizo de Cantimpalo- pero aun y así cuesta avanzar Dios y ayuda, y llegamos a Tube Sound a las siete y pico.  ¡Y cierran a las ocho!

-  Que son casi las ocho y  ya no damos números.

-  Venga, vaaa, porfaaaaaa… que venimos desde Manresa.

-  Es que mira cómo está la tienda de gente….

- Venga, vaaa, porfaaaaaa…

Total que sí, que nos hacen hueco pese a tener la tienda abarrotada,  desechando así la posibilidad, si es que aún les quedaba alguna,  de cerrar  a su hora. Como ven que se les echa el toro encima,  el personal de Tube Sound , con el jefe Miquel a la cabeza, se suman a los técnicos de  Fender y se ponen manos a la obra a ajustar guitarras.

Pedazo de ajuste, oiga.  Las guitarras iban pasando por las manos de unos y otros. El primero  quita las cuerdas viejas y  da aceite de limón en el diapasón. Cuerdas nuevas (Fender, por supuesto) y después regla y galgas para comprobar mástil y altura de cuerdas y pastillas. Y, como suele ocurrir siempre, lo mejor para el final.  Ahí tenemos en los dos últimos puestos a Javier Sánchez y a  Salva Poquet,  ambos técnicos – no, perdón TÉCNICOS, con mayúsculas- de Fender Ibérica, que dan los últimos ajustes a cada guitarra.  Y fueron en total más de 60 instrumentos.  

Un día entero, de 10 de la mañana a 10 de la noche en que imagino que  en Tube Sound no vendieron ni una púa,  porque todo el que se acercaba veía una enorme fila de gente, con una guitarra colgada,  haciendo cola para entrar. Pese a todo, no se les borró la sonrisa ni un segundo. Se notaba que, como nosotros,  estaban disfrutando.

 

Miquel, de Tube Sound con la Strat Plus de Toni.(foto Toni Castilla) 

 

Durante los primeros momentos, cuando todavía no teníamos claro que hubiese tiempo de que nos atendieran, pensé que daba igual. Que sólo con ver a Salva Poquet tocar las guitarras que iban llegando a sus manos ya valía la pena haber venido.  Se respiraba un buen rollo alucinante y, al cabo de un rato de estar allí, hablábamos todos con todos como si fuésemos colegas de siempre.  

- ¡Jo,  qué Fender más rara!

- Pues anda que la tuya…

-Tiene una historia curiosa, se la pillé a uno por 270 euros. Eso sí, le faltan un par de microafinadores.

 

Y allí, mientras presento mi Fender a otro Fendermaníaco, escucho a mis espaldas  “Oye… ¿Tú no serás Miquelet?”  Resulta que el forero  Jortum, al que no había visto en mi vida,   reconoce la historia de mi Stratocaster por haber leído la review que en su día publiqué en www.guitarristas.info y allí lo tengo delante de mí.   El mundo es un pañuelo.  Otro Fenderadicto más en el Fender Day.

Fender Day 2012 en TubeSound

Salva está probando ahora una  Stratocaster Daphne blue. Toca algo que me recuerda a los ZZ Top, aunque también podría ser  Brian Setzer,  y me digo de nuevo “a este tío lo he visto en algún sitio”. Cuando veo cómo le mete a la  Strat, flipo.  Constato, viéndolo tocar una mexicana de gama media,  el dicho que ha popularizado el amigo Estaban Piera  “No son las flechas, es el indio”. ¡Dios, cómo suena esa mexicana!    Lleva unas pastillas Lollar, que cuestan  casi más que la propia guitarra.  Aquí Salva me suelta una de las frases que desde entonces ha pasado a formar parte de mi escaso conocimiento guitarril.  “La electrónica en una guitarra es el 75 % de su sonido”  y antes de que acabe de procesar la información me remata con  “pero mataría por conocer los secretos de 25 % restante”.

 

 
[youtube]http://youtu.be/B14bBzfIkVU[/youtube]

¿De qué me sonará a mí este Salva?

Otra frase lapidaria de Salva: “Los ochenta hicieron mucho daño:  las mallas de leopardo y las Stratocaster con las cuerdas pegadas al mástil”. Continúa con que "Eso puedes hacerlo en una PRS, o en una Gibson, pero si quieres que una Fender suene como tiene que sonar una Fender las cuerdas no pueden estar tan bajas".

Me presta su Stratocaster Custom Shop firmada por  Ike Turner por la parte de delante  y, en la parte de atrás, otra firma con la siguiente dedicatoria “Para mi hermano Salva y su banda” el firmante no es otro que el gran  Raimundo Amador.

A mí me da apuro pillar ese pedazo de guitarra  “mira que si se me cae…”  pero  Salva insiste.  “Cógela y verás si tengo o no tengo razón”.  Salva insiste en que una Stratocaster con cuerdas  0.11  no tiene por qué resultar dura al tacto, y que incluso con ese calibre se pueden hacer bendings tan estirados como nos dé la gana sin ningún problema si la guitarra está bien ajustada.  Total que agarro la Custom Shop como si agarrara un recién nacido y…   ¡¡Es cierto!!  Las cuerdas son unas 0.11,  tienen la caña de unas 0.11, pero puedes hacer bendigs  con ella con más facilidad que con mi Strato con cuerdas  0.9.   

- ¿Qué? ¿Es o no es verdad? – pregunta Salva.

-  Sí, sí Blandita como la gelatina, pero esto una Custom Shop, socio

-  Eso no tiene nada que ver.

Aquí un servidor, con la Custom Shop de Salva. La mejor Stratocaster que he tocado en mi vida.(foto Toni Castilla) 

Agarra mi Stratocaster y me dice  “Ahora verás” .  Le saca la tapa de atrás, le añade otros dos muelles –verás qué sustain vas a tener ahora-  Me baja un pelín la altura de las pastillas –tan cerca enguarran el sonido-  y me sube algo la acción de las cuerdas. Me dibuja un diagrama de cómo afecta al sonido la altura de las cuerdas y tiene su lógica.   No me atrevo con las 0.11 como él me recomienda  y me quedo con 0.10,  pero os prometo que ahora cuesta menos hacer un bending de lo que costaba antes con las 0.9.  Y, lo mejor,  un sustain que tumba de espaldas. ¡Ésta no es mi Fender que me la han cambiado!

Aquí con Salva, después de dejarme mi Stratocaster mejor que nueva

Aquí con Salva, después de que dejara mi Strato mejor que nueva.(Foto Toni Castilla)

 

Y qué más deciros…  Pues que disfruté en el Fender Day como un crío en  Disneylandia (Frase que le robo a Salva, pero en su caso referida a la fábrica de Fender en Corona, California)  Rodeado de Fender por todos lados, Fender rarísimas,  Fender normalísimas, Toronado, Strat, Telecaster, Mustang, Jazz Bass…  de todo hay en la viña de Don Leo.

El Fender Day concluyó con el sorteo de una  pedalera Fender Mustang Floor entre los asistentes. Se la llevó aquel chaval de la DeLuxe con el número 50.  ¡Cachis. Yo tenía el 56!

Un rato excelente de camaradería entre enfermos de GAS, disfrutando de la sabiduria de la gente de Tube Sound y de la gente de Fender Ibérica, contándonos anécdotas guitarriles, como la de la tienda de guitarras que tiene el cartel en la puerta de “Prohibido tocar Smoke on the Water” porque están hasta los mismísimos de que todo el que entra a probar una guitarra acabe tocando ese tema. O la del  chaval al que le tocó la pedalera diciendo  “Ahora a jurarle y a perjurarle a mi mujer que es cierto que me ha tocado en el sorteo, que no se crea  que me la he comprado y me monte el pollo”, o la pregunta de Salva a otro Fenderadicto: “¿Y tú contra qué ampli tocas?”.

       Miquelet con su Fender Stratocaster del 95   y mi amigo Toni con su Strat Plus del 90.  

 

Y aquí dejamos esto, queridos Fenderadictos, no sin antes agradecer a partes iguales a  la gente de  Fender Ibérica y a la de  Tube Sound  el pedazo de fiesta  en la que nos dejaron participar a los fendermaníacos de Barcelona.   Nos demostraron que para ellos su trabajo es su pasión. Sólo así se puede uno pasar más de doce horas ajustando guitarras y hacerlo con las mismas ganas en la primera, a las diez de la mañana, como  en la última  (que, para más detalle, fue la Strat Plus de mi amigo Toni) casi a las diez de la noche.  Muchísimas gracias y enhorabuena por el éxito

Ahora sólo nos queda esperar un añito más el  próximo Fender Day. Allí estaremos.

 

 

sábado, 3 de marzo de 2012

Patrones ilustrados

Los integrantes de la Generación del 98 defendían que no había mejor forma de llevar las riendas de un país que la de un gobierno comandado por un dictador ilustrado. Abundando en las teorías del regeneracionismo, propugnaban que nada mejor que un cirujano de hierro para que encarrilara el destino del país.

Por mucho que a alguno de mis queridos reincidentes lo de “dictador ilustrado” le pueda sonar a oxímoron, a los ojos de la época y bajo aquel contexto, la cosa tenía su lógica: un país en plena crisis política y moral que no acababa de reponerse de la guerra con los Estados Unidos y la consecuente pérdida de Puerto Rico, Cuba y Filipinas casi como últimos rescoldos –siempre nos quedará Marruecos, se decían entonces- de lo que otrora fuese El Imperio donde nunca se ponía el sol, un bipartidismo irreconciliable incapaz de ponerse de acuerdo para nada que no fuese poner a parir al de enfrente (en eso igual que ahora). Total, que era para estar depre, y, se decían, un dictador culto e ilustrado conduciría con firmeza, pero con justicia los designios de aquella sociedad a la deriva. Se suponía que su ilustración le impediría abusar de lo que suelen abusar los dictadores, y que una persona así defendería con vehemencia los derechos de sus ciudadanos aunque, eso sí, también exigiría con rigor el cumplimiento de sus deberes.

Los que no sepan cómo terminó la historia pueden preguntarle al señor Google por Primo de Rivera, pero en resumidas cuentas, poco después, entre restauraciones, pronunciamientos, que si una semana trágica por aquí, que si una guerra de Marruecos por allá, a la que se que se quisieron dar cuenta, se les olvidó ilustrar al dictador de turno -o no lo ilustraron lo suficiente- pero el caso es que el dictador acabó dejando la tarea de poner orden en España en manos de un directorio militar formado por 10 generales y un almirante. Como a esos militares nadie les habló de ilustrar nada, se pusieron a encarrilar el país suspendiendo las garantías constitucionales, censurando toda la prensa, prohibiendo el uso de cualquier lengua que no fuese el castellano, ni de otra bandera que no fuera la rojigualda… Vamos, ese tipo de cosas a las que son tan propensos los dictadores en este país donde, por lo general, de ilustración acostumbran a andar justitos los pobres.

Aquéllos de ustedes que a estas alturas aún recuerden el título de esta nota, se andarán preguntando qué narices tendrán que ver los patronos con los dictadores y los unos y los otros con la ilustración. Pues en realidad poco, pero la moraleja sí puede tener cierto parecido entre el episodio histórico que les acabo de narrar, los patronos y esta crisis nuestra a la que tanto apego le estamos tomando. Permítanme que cambie de párrafo para que se aireen un poco y les cuento.

Resulta que con la nueva reforma laboral, al patrón le han dado carta blanca para bajar sueldos, aumentar jornadas laborales, pasarse por el forro los convenios del sector y, evidentemente, despedir a un empleado a precio de saldo. Se les han otorgado una serie de prerrogativas por las que, de forma unilateral, pueden disponer de lo que otrora fueran derechos laborales, y eso de disponer unilateralmente de los derechos del prójimo es muy de dictadores. De ahí la coincidencia y de ahí de la necesidad de ilustrar.

Partiendo de la base de que los patronos no son, ni muchísimo menos, todos unos ogros, y que la mayoría de ellos entienden que un empleado motivado rinde muchísimo más, y que tienen claro que las medidas aprobadas en la nueva reforma sólo las utilizarían, muy a su pesar, y únicamente cuando no tuviesen más remedio, éstos, a los que podríamos catalogar de patronos ilustrados, que respetan a pies juntillas los derechos de los trabajadores que cumplen con sus obligaciones, no son el problema, pero ¿qué va a pasar con los no ilustrados? Porque es obvio haberlos haylos: especialmente en esas grandes corporaciones sin ojos ni alma, en las que el único cometido de los directivos es aumentar exponencialmente los beneficios, aunque sea a costa de que las zapatillas o los balones que producen sean cosidos por niños de siete años en un sótano oscuro de un país asiático.

Para con estos patronos sólo nos queda un remedio y que no es otro que ilustrarlos. Como al señor Nike ya le agarra algo mayorcito eso de instruirse, habrá que prestar atención a las nuevas generaciones.

Cabría exigir a los profesores y maestros que, pese a los recortes que han sufrido en sus sueldos, se esfuercen otro poquito más y detecten a los futuros patronos mientras aún sean chiquititos, y que se empleen con ellos a fondo. Que los instruyan en los principios de la ilustración y les inculquen aquello de la igualdad, legalidad y fraternidad. Que les hablen de las revoluciones surgidas contra las oligarquías corruptas e injustas.

En definitiva que los ilustren y que los chavales se lo crean, porque si no, que Dios nos pille confesados.