miércoles, 31 de diciembre de 2008

Shalom? Yes, weekend.

Artículo publicado en Vistazo a la Prensa en enero de 2009
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Empiezo a escribir esta columna a media tarde del último día del 2008. El móvil no para de sonar porque mis amigos me envían mensajes de texto deseándome infinitos parabienes para el 2009. Lo entrañable de las fechas nos saca de lo más recóndito de nuestro interior –o de lo más superfluo en el caso de los que son de veras buena gente- esos deseos, a menudo sinceros, de paz, amor, felicidad y esas venturas que los humanos nos deseamos cuando nos ponemos tiernos y sensibles. La paradoja es que, a poco más de tres horas de avión y en este mismo instante, están falleciendo inocentes a ambos lados del muro que separa Israel de Gaza. Muchos más a un lado que a otro, todo sea dicho. Pese a los deseos de paz y buena voluntad de todo quisque y pese a Obama.

Obama, que quizás quince días atrás estaría el hombre impaciente y cabreado con las peculiares leyes norteamericanas que le mantienen aún sin ejercer pese haber resultado elegido hace muchos días, resopla agradecido deseando que cuando le toque salir a la palestra haya escampado el temporal. A buen seguro, si pudiera, se pediría una prórroga de otros dos o tres meses. De momento no dice ni mu del tema. Uno de sus asesores suelta que cada tiempo tiene su presidente y que este tiempo es aún el de Bush. O lo que es lo mismo, echamos balones fuera, que el tiempo corre de nuestra parte. Los que pensábamos que con Obama iban a cambiar mucho las cosas estamos a un paso de iniciar el rumbo al escepticismo. Hubiésemos agradecido, al menos, un gesto. ¿Cómo era, “Yes, we can” o “Yes, weekend”?

Me van a perdonar mis queridos reincidentes, pero este columista se siente incapaz de vertebrar un artículo de dimensiones normales sin llenarlo de exabruptos, insultos e imprecaciones dirigidos a ambos lados del muro de Israel pero que se extienden al norte, al sur, al este y al oeste, abarcando a la práctica totalidad de mandatarios del planeta y de los que tampoco escapa ni siquiera uno mismo, que dentro de unas horas se encontrará ante una mesa a rebosar de manjares y brindará por un feliz 2009 como si nada.

Al aterrizar en Israel, a uno le reciben con la palabra “Shalom”. Un servidor, en su ignorancia, creía que significaba “hola” hasta que en Jerusalén le contaron que no, que “Shalom", por mucho que ellos lo utilicen a modo de saludo, significa Paz. Miles y miles de judíos y de palestinos se pasan el día deseándose paz. Menuda paradoja.

¿Shalom? Yes, weekend.

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