miércoles, 16 de diciembre de 2009

Hermann: el matón.

Artículo publicado en Vistazo a la Prensa en diciembre de 2009
.
.

Resulta que el matón de Telemadrid, ese que mataría a los malos de quince en quince, cuenta que le dieron la del pulpo una madrugada de éstas en un local de copas madrileño. Y como según parece llevaba unas cuantas encima a esas horas de la madrugada, no tiene claro el hombre ni quién ni cómo. Porque empezó su relato describiendo una “enorme patada”, para varios días después rectificarse a sí mismo alegando que fue un “puñetazo enorme”. Hay quien dice que lo único enorme era el tablón y hay quien señala a un taburete mal puesto y peor esquivado como responsable de las lesiones. De hecho, el propio Hermann da bandazos a la hora de determinar su agresor, pues si bien en principio desvinculó el ataque de temas laborales y luego repartía probabilidades entre “moros, homosexuales o gente normal como actores o gente de la SGAE”, ahora parece haberle encontrado el gustillo a eso de sentirse víctima de “la cadena regalada”. Veremos a ver adónde nos lleva el culebrón.

No sé por qué a un servidor todo esto le recuerda a aquel periodista que para esconder una noche de juerga denunció haber sido secuestrado por ETA. Se supo todo como se sabrá lo de Hermann y se contará cómo una bronca de cierrabares ha llevado a la presidenta Aguirre a rajar a gusto sobre Wyoming y La Sexta, y a algún tertuliano a solicitar el encierro en campos de reeducación, como los de los chinos, para determinados espectadores de El Intermedio, el programa de Wyoming. Por lo pronto, ya se puede leer en la red el siguiente titular: “Un chapero despechado le parte varias costillas a Herman Tertsch”. ¿Será cierto? Si lo fuera no habría problema, que ya encontraría doña Espe la manera de vincular a Wyoming con el chapero. Porque una pelea de bar a las tantas de la madrugada y en medio de efluvios alcohólicos no se concibe si no hay ideología política y provocación mediática por medio.

En cualquier caso, cabe condenar la agresión, ya provenga de un sicario a sueldo, de un borracho pendenciero o de un chapero despechado, incluso cabría condenar al taburete en el caso de que se demostrase su participación en el atentado; porqué está muy feo eso de mandar a la gente al hospital, que no es de buenas personas -ni de buenos taburetes- y, además, no está la sanidad madrileña, con las listas de espera a rebosar, como para que les endosen trabajo extra.

De momento, y gracias a la colaboración estelar de doña Espe, El Intermedio sigue subiendo su audiencia, coincidiendo exactamente los picos de aumento de cuota con cada una de las afrentas que les han sido lanzadas desde sus detractores: el lío de la becaria con Intereconomía, el invento de Herreros y el radiopredicador de que Wyoming no era en realidad médico y ésta última de doña Espe. Gracias a Intereconomía, a la COPE y a Aguirre, que tiene guasa, El Intermedio ha aumentado un 8% su audiencia en unos meses y se ha colocado en el mismo porcentaje que los programas de la competencia en esa franja horaria. Y Wyoming preocupado…

Y para terminar esta columna, me van a permitir aquéllos de mis queridos reincidentes que consideren que el término “matón” puede sonar despectivo e incluso ofensivo al señor Tertsch (al que –sin ironía alguna- deseo una pronta recuperación) que les transcriba la tercera acepción que a tal vocablo otorga mi adorado Diccionario de la Lengua Española en su vigésima tercera edición, que corresponde a léxico específico empleado en El Salvador, y que es la que, faltaría más, un servidor se ha querido referir en esta columna:

- Matón, na:

3. m. El Salv. Caída de una persona al suelo. *

* Nota del autor: Medie o no medie taburete.

No hay comentarios: