martes, 18 de agosto de 2009

Otra de vacaciones. (Hogar dulce hogar segunda parte)

Artículo publicado por Vistazo a la Prensa en agosto de 2009




La columna de esta semana va a ser un ruego a aquéllos de mis queridos reincidentes que dominen el arte de encontrar vuelos, hoteles, viajes, escapadas, etc… a bajo precio. Porque un servidor no halla la manera. Es como si existiese una conspiración insana en la que jueces, fiscales, policías… perdón, que se me iba el santo al PP; una conspiración, les decía, en la que agencias de viajes, Internet, la publicidad en prensa y mi propio ordenador se conchabaran para que quien les escribe pague más –rectifico, mucho más- que el resto del mundo mundial a la hora de organizar sus salidas.

Recordarán mis queridos reincidentes cómo el pasado invierno –edición 365 de esta misma publicación- y atraído por una publicidad de una agencia de viajes vinculada a un tal Curro, un servidor intentó contratar lo que ellos publicitaban como una oferta 2 x 1, correspondiente a un combinado Nueva York - Riviera Maya, al precio de mil cincuenta euros todo incluido, y cómo esa cantidad se transformaba en tres mil y pico euros a la hora de la verdad. Con aquella experiencia, uno acude a una agencia de la competencia que promete descuentos por reserva anticipada, y consigue un descuento en el precio –o quizás debiera decir presunto descuento- de, nada más y nada menos, un 15 % sobre el precio del viaje. Corría el mes de abril y un servidor de ustedes ya tenía reservadas sus vacaciones estivales con un descuentazo de la leche. A ver si así…

A medida que se acerca el verano, este columnista empieza a encontrar publicidad que anuncia ese mismo destino, pero bastante más barato, incluso después de haber gozado del “pedazo” de descuento. Conocedor de las tretas publicitarias de las agencias, un servidor no quiere dar crédito a la publicidad, imaginando que no es más que el gancho con el que las agencias captan al incauto que, una vez en sus redes, pasa por el aro y contrata un viaje al que en esa publicidad no había incluido el avión, el hotel y las mil y una tasas.

Llegado este punto, puedo garantizarles que si al pasar la página de un periódico aparecía un anuncio de viajes al Caribe, quien les escribe cerraba los ojos y pasaba la página a tientas, no fuera a ser que, efectivamente, apareciera el viaje contratado a un precio sensiblemente inferior. Si bien la táctica de cerrar los ojos es efectiva, no funciona cuando los amiguetes te cuentan que si Menganito ha conseguido nueve días en el Caribe por ochocientos euros por persona –un servidor pagó casi el doble, pese al descuento- o que Fulanito se va una semana a la Riviera Maya por menos de seiscientos.

- ¿Ochocientos al Caribe? Anda ya. Imposible, yo pagué casi el doble. Será en un cuchitril de hotel y los llevarán en una avioneta haciendo escala en Bagdad.

- ¿Riviera Maya por quinientos y pico? A ésos los alojan fijo en el pabellón de infecciosos del Hospital de Cancún y rodeados de contagiados de la gripe A.

Ésas y otras respuestas similares se daba un servidor cuando escuchaba las ofertazas, con el convencimiento de que era imposible rebajar tanto dinero a una oferta ya rebajada por reserva anticipada y pronto pago. Y así seguía cerrando los ojos y los oídos ante las promociones, en parte por experiencia y en parte por la voluntad de no sentirse timado de nuevo.

En el vuelo de ida, mientras el friki de la consola al que me refería la semana anterior mataba sus chinos, me distraía leyendo El Mundo –cortesía de la tripulación- cuando cierro los ojos al ver una publicidad de viajes al Caribe, pero la señora que llevo al lado (que casualmente es la mía) va y me dice.

- ¡¡Mira!! Es nuestro hotel, y a mitad de precio.

No me queda más remedio que mirar y compruebo que, efectivamente, anuncian un viaje a mi mismo hotel, en mis mismas fechas y con el anexo de “Incluye vuelo, traslados aeropuerto hotel – hotel aeropuerto y hotel en régimen de todo incluido.

- Seguro que tiene truco. O bien no incluye tasas, o bien el todo incluido no contemplará la pulserita ésa que sirve para cebarse y emborracharse gratis, y seguro que las habitaciones serán diferentes.

La duda se despeja el cuarto día, al entablar conversación con una pareja de Barcelona.

- Pues mira, nosotros no sabíamos adónde ir, y la semana pasada vi en el periódico una oferta del Caribe a 800 euros y mira… aquí estamos. Supongo que con la crisis no vendían todas las plazas.

Obviamente, mismo hotel, misma pulserita, igual habitación, igual todo excepto el precio.

Desechada la opción de cortarme las venas -optando lógicamente por dejármelas largas- me consuelo pensando que, de vuelta a casa, aprovecharé alguna de estas maravillosas ofertas de vuelo para un viaje de setecientos y pico kilómetros que teníamos previsto hacer en coche este pasado fin de semana.

Agarro Internet y le pregunto a mi amigo Google por “vuelos low cost”, introduzco fecha de salida:

- ¡¡¡8 euros!!!!! ¡¡¡Un vuelo a 8 euros!!!! ¡¡¡Era cierto!!!!

Congrego a toda la familia frente al PC y les muestro el éxito.

- Ése es el vuelo de ida -la aguafiestas de turno- sólo falta que encuentres vuelo de vuelta a buen precio.

El día de la vuelta 243 euros por persona, el día siguiente 255, el siguiente 277, el de más allá 212.

Tecleo vuelos baratos, ofertas vuelos, vuelos último minuto y todas las combinaciones que se me ocurren. Me releva la familia y se pasan una mañana buscando como locos vuelos baratos. Resultado: donde se encuentra vuelo barato a la ida, no se encuentra a la vuelta, o viceversa.

Así que se decide ir en coche. Amanece el día soleado, buen tiempo. Será buena señal. La buena señal se convierte en 39 grados a la sombra y una humedad insoportable. La visita, que consistía principalmente en contemplar piedras medievales, se transforma en un auténtico suplicio. Calor insoportable en el desayuno, calor insoportable en la visita a tal castillo, calor insoportable en la comida, calor insoportable en la visita a tal catedral, calor insoportable en la cena, calor insoportable en la noche -aquí no hay quien duerma- calor insoportable en el desayuno, visita, comida y visita del día siguiente. Mala época para viajar. Previsiones meteorológicas de aumento de las temperaturas. Se adelanta por unanimidad la vuelta para casa. De hecho, en el coche es en el único sitio donde no se pasa calor.

Iniciado el viaje de vuelta, uno recuerda aquellos viajes de antaño, en aquellos utilitarios que no disponían de climatización, por aquellas carreteras que pasaban por el medio de todos los pueblos, y se alegra uno de las ventajas del progreso hasta que, nada más entrar en la autopista…


Imágenes que valen casi como mil y pico palabras cada una:








Caravana autopistera -totalmente parados- a 37 grados centígrados durante
tres horas y media a causa de un accidente, gracias a Dios sin víctimas.







Pese a ello, la familia lo celebra con el humor intacto.

Y así, llega uno a su casa, a las tantas de la madrugada, sudado, medio deshidratado y diciéndose, una vez más, lo de hogar, dulce hogar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tienes mas razon que un santo...Yo en abril catalogo de venta anticipada en mano encontre precios que no cuadran con la supuesta crisis que soporta el sector hotelero y sin embargo el mismo hotel el mismo mayorista (Travelplan) en el catalogo normal me salio unos 300 euros mas barato y el mismo viaje en mismas fechas en otro mayorista (Soltour) 400 mas caro.
Es cuestión de no desanimarse para un año que pillo vacaciones en verano es cuestión de persistir ya sabes el cuadrante de 7X7 company.
Saludos de Tonfa en Blanes.