miércoles, 18 de marzo de 2009

De Ratzinger y los condones, o antes muertos que pecadores.

Artículo publicado en Vistazo a la Prensa en marzo de 2009
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Le ha salido a don Ratzinger la vena Torquemada que durante una temporada había mantenido oculta. Y no es de extrañar, que no en vano el hoy Papa ejerció durante una etapa de su vida como preboste de la Congregación de la Doctrina de la Fe, actual sucesora de la Inquisición.

Antes muertos que pecadores, ha venido a decir Benedicto XVI a los millones de africanos que viven en zonas donde el 70 % de la población está afectada por el SIDA, cuando ha expresado que el uso de condón no es la solución contra el virus de inmunodeficiencia adquirida, sino que agrava aún más el problema. Con estas irresponsables palabras, se ha querido cargar de un plumazo el trabajo de los miles de cooperantes, muchos de ellos religiosos, que actúan en esos lugares contra la propagación del SIDA.

Eso sí, no ha hecho como Rajoy, que se carga todas las iniciativas del gobierno sin proponer soluciones. El Papa sí la ha propuesto. La solución es la abstinencia. ¡Olé! Y se queda el tío tan ancho. Señores y señoras del África, ya lo saben ustedes. Si les dan ganas de darle una alegría al cuerpo, duchita fría, unos pocos latigazos, cilicio bien ajustado al cuerpo y a otra cosa mariposa. Cuando la carne sea débil, ustedes sean fuertes. Problema resuelto y no se hable más.

Les soy sincero a mis queridos reincidentes si les digo que cada vez que me imagino a ese ex nazi afirmando que la solución al SIDA en África es la abstinencia, me entra un no sé qué por el cuerpo que me suplica traspasar los límites de la libertad de expresión y llamar a don Ratzinger cosas gordas, con la convicción de que, en cualquier caso, no iban a ser insultos sino definiciones.

¿Cómo se puede ser tan cínico? ¿Cómo se puede ser tan mala persona? Porque intentar convencer a millones de personas en peligro de contagio, muchas de ellas en edades en que las hormonas superan en ímpetu a las neuronas, de que la única alternativa al virus es la abstinencia es, no albergo duda en ello, de ser mala persona cuando lo que está en juego es la propia vida. Quizás incluso crea que el pecado lleva implícito el castigo y eso le parezca fabuloso. La alternativa a la muerte es la castidad. Se siente, es lo que hay. Porque hacerlo con condón es de tramposos y es impedir a Dios que castigue a los impuros. Quizás además de la vena Torquemada también le esté apareciendo la vena nazi, porque estas palabras suyas son una más que evidente negación de la epidemia. ¿Problema? ¿Dónde está el problema? Que no forniquen y punto. Y si se mueren por haber pecado que se chinchen. Que se hubieran abstenido, es lo que le ha faltado decir. A este paso, ya mismo, y puestos a negar, nos sale cualquier día de estos negando también el holocausto, como ese coleguita suyo, Williamson, al que tanto defiende.

Hubiese quedado la mar de guapo don Ratzinger soltando un discurso del tipo: Los buenos cristianos no hacen esas cosas, pero como os preferimos vivos para así tener la oportunidad de convenceros de que un día lleguéis a serlo, si no sois capaces de manteneros castos y puros, mejor usáis gomita y os confesáis luego, que de los pecados La Iglesia sí puede absolveros, pero del SIDA aún no hemos aprendido cómo hacerlo. Pero no. O castidad o muerte. No hay tutía. ¿Se puede ser así de irresponsable y considerarse a la vez buen cristiano?

Y como Ratzinger se permite el lujo de ser mala persona, un servidor se va a permitir el lujo de ser algo cínico y un pelín demagogo.

Mire usted don Ratzinger, si ni siquiera es capaz de convencer a los de su propia iglesia de que practiquen la abstinencia y dejen de abusar sexualmente de menores e incapaces día sí y día también, y eso que los suyos han jurado voto de castidad… ¿Cómo coño pretende que se encomienden a la castidad los que no han jurado ese voto?

Cuanta razón tenía su jefe con aquello de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio…



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